
Por Redacción - 19 Marzo 2018
Si en el trabajo se usa Slack, el servicio de mensajería para empresas, es más que probable que se vean más de un par de gifs al día. Añadir un gif para dar un dato, compartir una emoción o quejarse de un problema en lo que se está haciendo parece ya orgánico. Solo hay que añadir un comando, una palabra clave y Giphy, la plataforma de gifs con la que están asociados, llena el hueco. Slack es uno de los grandes ejemplos de cómo usamos cada vez más los gifs, pero también como los usamos en más situaciones. Que te manden un gif en Whatsapp ya no parece tan sorprendente, pero ahora tampoco lo es que lo manden tus compañeros de trabajo o hasta tus jefes.
De ser el elemento apestado de los primeros años de la web, esa cosa que demostraba que en términos de buen gusto el pasado nunca fue necesariamente mejor, los gifs han vuelto en la era de las redes sociales y de los millennials como el elemento clave para la comunicación. En un entorno cada vez más visual, los gifs permiten compartir mucha información con una cierta economía. No hay que explicar nada, solo poner el gif relacionado.
Y si los gifs son famosos, las marcas y empresas se están ya interesando por ellos. Han empezado a integrarlos en sus conversaciones, han intentado dominar su uso y ahora, además, están intentando ir un paso más allá.
Los anunciantes ya han empezado a meter dinero en ellos y en posicionarlos en los resultados de los sistemas que ofrecen gifs en redes sociales o en apps de mensajería. Según publican en Bloomberg Businessweek, las cifras que los anunciantes están pagando ya en Estados Unidos a Tenor están ya en las seis cifras. Según los datos de su investigación, las cifras oscilan ya entre los 100.000 y los 500.000 dólares.
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