Por Redacción - 27 Junio 2019
Quien hable de forma habitual con responsables de pymes sobre estrategia y sobre lograr los mejores resultados posibles, es bastante probable que se haya encontrado alguna vez con alguna mención no muy interesada sobre internet. Esto es, es más que posible que haya recomendado a alguna pyme hacer algún movimiento online y posicionarse de forma notable en la red y que le hayan respondido que "eso no es para nosotros".
A pesar de que la red se ha asentado de forma notable y a pesar de que cada vez tiene un peso más elevado no solo en cómo descubren los consumidores cosas sino también en cómo directamente consumen, las pymes siguen mostrando un cierto miedo a la red o simplemente ignorando su existencia y su poder.
Y esto es un problema serio porque hace que las pymes se cierren a posibles nuevas oportunidades. Por ejemplo, según los datos del último estudio sobre Confianza Online realizado por Showroomprivé, solo el 1,97% de los españoles no ha comprado nunca moda online en el último año. El 38,17% ha comprado varias veces al mes y un 35,77% varias veces al año. Además, no solo se trata de que los consumidores ya están comprando online, sino que también los hábitos de compra y las necesidades de los compradores podrían jugar a favor de las pymes si ven la ventana de oportunidad.
En el último estudio sobre comercio electrónico del Instituto de Investigación de Capgemini, señalaban que tres de cada cuatro consumidores españoles aumentaría el gasto online si el servicio de entrega fuese satisfactorio. De hecho, el principal problema estaba en lo que se conoce como "última milla", el proceso de entregar a los consumidores el producto comprado.
Como explicaban al hilo de estos datos desde Webloyalty España, los consumidores quieren que sus pedidos estén disponibles en unas horas y no en días o semanas como en el pasado. Las pymes podrían aprovechar que muchas veces son espacios de retail cercanos a los consumidores para hacer estrategia omnicanal y aprovechar esa necesidad, al menos con sus consumidores más inmediatos de forma geográfica.
La gran cuestión está, por tanto, en ver cómo están cambiando las cosas y cómo podrían las compañías, sea cual sea su tamaño, adecuarse a ese cambio. Para las empresas, y especialmente para las pymes, esto es difícil.
Como apuntaba recientemente un estudio sobre transformación digital y la empresa española, las compañías del país fallan en transformación digital de forma masiva. Un 90% no están haciendo bien las cosas, por culpa especialmente de una generalizada resistencia al cambio.
Como explicaba recientemente en unas jornadas el presidente de Cepyme, Gerardo Cueva, las pequeñas y medianas empresas españolas necesitan una mayor cultura digital y comprender que su digitalización es una tarea pendiente (y una que hay que hacer).
Y, por supuesto, una vez que se comprende la necesidad de crear una estrategia sólida en la red y de conectar con los consumidores en internet, también hay que hacer una estrategia específica de marketing digital.
Al fin y al cabo, poco sentido tiene hacer el trabajo de estar presente en internet y de ofrecer servicios a los consumidores en la red si luego no se trabaja para que los consumidores los encuentren. Como ocurre con todos los demás elementos de la digitalización, el marketing digital no es algo que solo las grandes deban hacer o que no esté al alcance de las compañías de todo tamaño. Las pymes también tienen que desarrollar su estrategia y aplicarla.