
Cómo los contenidos online se han convertido en la nueva religión de millennials y Generación Z
Por Redacción - 24 Junio 2021
Puede que en el pasado la religión fuese una parte muy importante de la vida de las personas. Ahora lo sigue siendo para algunas personas, especialmente de algunos grupos demográficos, pero el peso de lo religioso es cada vez menor. Las sociedades son cada vez más seculares y el impacto de la religión organizada mucho menos relevante. En 2019, por ejemplo, la suma de los españoles que se declaraban ateos o agnósticos era ya superior a la de quienes eran católicos practicantes.
Este dato puede parecer, de entrada, poco relevante a las marcas. Al fin y al cabo, es una cuestión de la vida privada y un terreno un tanto pantanoso en el que adentrarse como marca. Sin embargo, no lo es. Que la gente sea más o menos religiosa no es lo crucial en esta historia, sino lo que implica en términos de cambios sociales y de relación de los consumidores con su entorno. Porque la religión no implica únicamente creer en ciertos dogmas, sino también un acto social. Y aunque los ciudadanos han eliminado los dogmas y las creencias, siguen queriendo los actos sociales vinculados.
¿Dónde los están encontrando? En parte, lo están haciendo con las marcas. Las marcas se han convertido en proveedoras de cultos y rituales, algo que antes era el dominio de las religiones. Las marcas de nuevo cuño crean conexiones que se sostienen en lo espiritual.
En el mercado estadounidense, donde la secularización de la sociedad está arrancando ahora (en Europa es un proceso que lleva mucho tiempo ya en marcha), marcas como Peloton tienen ecos, desde su realidad secular, de lo que antes sus consumidores buscaban en lo cristiano.
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