Por Redacción - 5 Octubre 2022
Puede que nos refiramos a ellas como “palabras malsonantes”, porque ese es el término que se ha ido acuñando década tras década, pero lo cierto es que los tacos o palabrotas son muy habituales en el habla popular. Solo hay que sentarse en un banco de la calle, escuchando las conversaciones de los peatones que se cruzan para verlo. Algunas de esas palabras, de hecho, están tan integradas en el habla coloquial que ni siquiera nos suenan de una manera especial cuando las oímos.
Sin embargo, las marcas todavía ven de forma un tanto pantanosa el usar ese tipo de lenguaje o el dejar caer alguno de esos términos en sus mensajes. En internet, muy influenciado en sus normas de uso por las prácticas estadounidenses – donde la “profanity”, este tipo de términos, son considerados de muy mala manera (ahí están, por ejemplo, los pitidos que cubren en televisión "tacos" muy coloquiales que en Europa se escucharían sin mucho problema) –, suelen incluso estar prohibidos. No es difícil encontrarse cuando se deja un comentario online un aviso que señala que ese tipo de palabras serán eliminadas o no permitirán que se publique.
Y, sin embargo, los tacos o palabras malsonantes son una parte muy importante de las opiniones online, una que hace que los consumidores se crean mucho más lo que los comentaristas les están diciendo.
Eso es lo que ha demostrado un estudio realizado en la Universidad de Alberta. La profanity hace que los mensajes calen más. Eso sí, traducir al castellano los resultados del estudio es un poco complejo, porque los ejemplos de términos analizados no son, desde la perspectiva de un hablante de castellano, tan escandalosos. Así, por ejemplo, se comparó cómo reaccionan los consumidores ante una opinión de un lavavajillas cuando aparece - o no - la expresión "damn quiet". La traducción directa es muy silencioso, pero damn - que significa de forma literal maldita, maldita sea - es considerado lenguaje malsonante.
Quizás las palabras de los ejemplos no valgan en otras lenguas, pero sí las explicaciones. "Los lectores tienden a asumir que el lavavajillas es más silencioso que simplemente silencioso, pero también que el comentarista siente de forma muy sólida la afirmación", explica Katherine Lafreniere, la responsable del estudio. Esto es, este tipo de lenguaje transmite una mayor pasión por la opinión lanzada y, con ello, sube la credibilidad del texto.
Incluso, a quienes la leen, les parece más útil. Otro estudio anterior, recuerda la propia Lafreniere, ya había demostrado que las opiniones online que incluyen tacos o expresiones malsonantes suelen tener una valoración más alta en términos de sí resulta útil que las que no. "Si usas palabras malsonantes con propósito y de forma mínima, tienen poder", asegura la investigadora. Más de cuatro o cinco en una única review ya haría que los lectores se cuestionasen qué clase de persona lo está escribiendo. Pero menos refuerzan simplemente el mensaje lanzado. Además, no hay que olvidar que en la vida cotidiana – e incluso en entornos, como ese uso del inglés en EEUU, en el que este tipo de palabras se ven con malos ojos – los tacos son de uso habitual.
Y, aunque en otros contextos fuera de las opiniones de consumidores (por ejemplo, en anuncios), los resultados podrían no ser tan positivos, en las reviews online sí tienen un impacto claro sobre cómo se recibe el contenido.
Quizás, por ello, las normas de uso de los espacios para los comentarios y las opiniones no deberían ser tan estrictos con qué tipo de lenguaje pueden emplear sus usuarios.