Por Redacción - 11 Febrero 2021
Unos de los primeros daños colaterales de la crisis del coronavirus, incluso antes de que estallase en serio, fueron los eventos y las conferencias de marcas, empresas e industrias. Por estas fechas, un año atrás, se estaba, por ejemplo, debatiendo sobre qué iba a ocurrir con el Mobile World Congress de Barcelona, la feria de telecomunicaciones que es el epicentro de esa industria. No mucho después anunció que se cancelaba. Semanas más tarde, las medidas de lucha contra el covid-19 hicieron que todas las ferias y eventos tuviesen que echar el cierre en formato físico y migrar a un formato digital. Arrancó la inesperada edad dorada del evento online.
Posiblemente, lo primero que deberían tener claro los organizadores de eventos y aprender es que los eventos digitales no son ni mejores ni peores que los eventos físicos. Simplemente son diferentes. Una vez se tiene esto claro, es más sencillo visualizar que no se puede migrar sin más lo que se hace en un terreno a lo que se hace en otro y que hay que trabajar con herramientas diferentes y con objetivos distintos. El modo en el que se va a lograr el retorno y el cómo se conseguirá variarán según el tipo de evento que se esté organizando.
Por todo ello, como recuerdan en eMarketer, los organizadores no deberían obsesionarse con replicar en el entorno digital lo mismo que se hace en el entorno físico. No se trata de intentar crear la ilusión de que es lo mismo o muy parecido, sino que hay que reinventar el programa del evento y la estrategia vinculada a ello para conseguir unos resultados y una conexión con los participantes que se ajusten a ese nuevo entorno.
Los organizadores de los grandes eventos que ya han migrado desde entornos físicos a entornos digitales, como ocurrió con el último CES, que se tuvo que desarrollar únicamente en una versión digital, ya han empezado a trabajar bajo esas premisas. Los programas cambian, los contenidos se ajustan y se aprovechan los nuevos beneficios que aporta un nuevo tipo de escenario.
Pero ¿qué deben tener en cuenta los organizadores de este tipo de eventos para conectar con sus audiencias? ¿Cómo debe organizarse un evento virtual para conectar con los participantes y lograr el mejor retorno en términos de estrategia de marca? En eMarketer señalan tres grandes líneas maestras para tener en cuenta a la hora de establecer esa estrategia.
Un evento físico y uno virtual son completamente diferentes, por lo que los resultados finales lo serán también. Como señalan en el análisis, se debe hacer un proceso de reajuste de los objetivos para ser mucho más cercanos a lo que aporta un evento virtual. Van a ser distintos, cierto, pero esto también está bien.
No logrará lo mismo que se lograba en un evento tradicional y en persona, pero los organizadores deben asumir que, de entrada, ya no era eso lo que se debía esperar.
"Explora qué tipo de evento es el adecuado para alcanzar esos objetivos", señalan. Una vez que las compañías tengan claro qué buscan con sus eventos y qué esperan lograr en relación a sus potenciales clientes, es también el momento de determinar qué tipo de evento será el que permita lograrlos.
Al fin y al cabo, hay muchos tipos de eventos virtuales y cada uno de ellos logra llegar a sus receptores de una manera diferente. Además, este es el mejor momento para ser creativo, para llevar la estrategia a otras zonas. El contexto nos obliga a experimentar, así que hay que sacarle partido.
No solo se ha dejado de estar limitado por el aforo de la sala o pabellón donde se celebra el evento, también se han perdido las limitaciones geográficas. Tu evento ya no tiene que celebrarse en la gran ciudad de turno, porque llega a la casa o la oficina de tus asistentes. Las audiencias son potencialmente mayores, más diversas y menos limitadas por diferentes factores clave.