Por Redacción - 19 Enero 2016
En la batalla para tener el packaging más inspirador, el que llega más rápido al consumidor y el que consigue llamar la atención en medio de la avalancha de productos y referencias con las que los compradores se encuentran cada día hay un recurso que hace que, al menos una parte de la población, se quede siempre con la imagen del producto que tiene delante y que lo quiera. Pero no solo lo quieren ellos, sino que además esa imagen y ese packaging les empuja a ser prescriptores de compra y a hacer que otros lo compren. Se trata del caso del packaging para niños: productos empaquetados para llamar la atención de los más pequeños y lograr así colarse en la cesta de la compra.
Los niños son cada vez más conscientes de la existencia de marcas diferentes, están cada vez más informados en lo que a ellas respecta y son cada vez más consumidores y con mayor poder de compra, ya sea directa o indirecta. A los niños les gusta además cada vez más, como apuntan algunos estudios, poder gastar su dinero (jugar, al final, a ser mayor y comprar sus propias cosas).
Sus decisiones de compra están además influenciadas por diferentes factores y por más elementos. La publicidad de la televisión, uno de los elementos tradicionales que marcaban las decisiones de compra de los niños, y los mensajes de marca que reciben a través de internet son los que empujan sus decisiones de compra. Y esos referentes, como apuntan en un análisis de Design Force, deben verse reforzados por el packaging del producto, que tiene que acabar de convencerlos para que cierren el proceso de compra.
¿Qué características tiene que tener un packaging infantil para convertirse en "influencer" de sus decisiones de compra? Las marcas tienen que empezar olvidando todo lo que saben sobre packaging, porque lo que saben y lo que hacen lo saben sobre adultos y lo hacen para adultos. El packaging para niños tiene que ser eso: un empaquetado pensado directamente para ellos.
Su estudio había alcanzado conclusiones para la polémica: según sus análisis, el meter un producto en un paquete bonito hacía que los niños lo recibieran mejor. El estudio había enfrentado a preescolares a productos empaquetados en packaging de McDonald"s y en papel sin más. Los niños señalaban que los primeros sabían mejor, incluso cuando solo eran zanahorias.
Otro estudio más reciente, este de la Universidad de Calgary, analizaba el poder del packaging y también el de la marca, concluyendo que ambos factores son decisivos pero que sobre todo lo importante es el packaging.
Los niños tenían que escoger entre productos empaquetados con packaging de McDonalds, Starbucks y de papeles coloristas y llamativos (aunque no de ninguna marca) o en papel blanco y sencillo. Los niños se quedaban de forma principal con los que tenían un empaquetado colorista y con los de McDonalds frente a los de Starbucks, aunque, como apuntaba la responsable del estudio, eso era posiblemente por la estética. En conclusión, para llegar a los niños el packaging tiene que ser llamativo y estar lleno de color.