Por Redacción - 21 Abril 2021
En la temporada de verano de 2020, la industria turística dio, en general, por perdidos los meses que se avecinaban. Se estaba en los primeros momentos de la crisis del coronavirus y, aunque estábamos en medio de aquel optimismo de la llamada nueva normalidad, los consumidores también operaban todavía con ciertas ideas. Aún no había atacado la fatiga pandémica y se limitaban, en general, mucho más los movimientos y las actividades. Entonces, había incluso quienes pensaban que viajar era algo que no se debería hacer.
En la temporada de verano de 2021, la industria esperaba que fuese a pasar algo completamente diferente. Iba a ser el momento de la vuelta a la normalidad-normalidad y la recuperación de los viajes de placer y del gasto, mucho más cuando suponían una especie de desquite por todo lo que se había pasado. Se esperaba que la pandemia hubiese retrocedido y que el avance de las vacunas hubiese sido ya muy elevado. Al final, sin embargo, parece que las vacunas van con más lentitud de la que la ciudadanía esperaba y que esos porcentajes elevadísimos de población inmunizada para principios de verano serán algo un tanto lejano.
A pesar de todo ello, el verano que se avecina y el que se ha pasado no van a ser exactamente iguales. Los consumidores están hartos de la pandemia y del efecto que tiene en sus vidas (y por ello es posible que sean menos reticentes a viajar), pero además sí se están poniendo en marcha medidas que permitan viajar. Los tan llevados y traídos pasaportes de vacunación son uno de ellos.
Sea como sea, la industria del turismo y todas las asociadas están intentando captar a los consumidores y convencerlos de que empiecen a reservar sus viajes. Tienen que asegurarse de que se sientan seguros y de que les parezca una buena idea.
Las aerolíneas han empezado a lanzar ya sus campañas de email marketing y notificaciones push en sus apps hablando de ofertas llamativas que merece la pena aprovechar. También han ido desvelando planes de vuelo para el verano, ampliando líneas y potenciales destinos. Sus campañas insisten en que están preparadas, de la seguridad de viajar y de que ha llegado el momento.
Es lo que los anuncios de Iberia, Vueling o Air Europa llevan señalando últimamente. El reclamo final está en los precios, que son muy bajos y muy atractivos y que llevan muchas veces a destinos que, de otra manera, hubiesen resultado muy caros.
Por supuesto, las campañas de las compañías españolas no son las únicas. La industria del turismo está intentando reposicionarse a nivel global y buscando recuperar esa inversión olvidada de los consumidores. Los movimientos de las grandes marcas en EEUU, que analiza The Wall Street Journal, sirven para comprender cuáles serán las líneas maestras de las campañas de marketing turístico que se avecinan.
La última de Expedia, centrada en el mercado de las mujeres que viajan solas, es la más cara de todas las que han hecho en los últimos 5 años, por ejemplo. Como explica uno de sus directivos, la campaña se asienta en varias líneas, que resumen lo que los consumidores esperan ahora mismo de las compañías de turismo.
Ya no se buscan grandes ofertas, que también, sino que se espera que esas empresas den muchos más servicios y que den más valor. Expedia, por ejemplo, destaca sus seguros de viaje y los que ayudan con el itinerario de viaje.
En los 50 días que terminaron el 12 de abril, las campañas de sites de viajes en televisión se duplicaron frente a lo que se estaba viendo en los 50 días anteriores. La industria turística, que había pausado la inversión publicitaria durante los meses de la pandemia (algo terrible para muchos soportes, puesto que son de los principales anunciantes anuales), ha retomado su inversión publicitaria.
Lo hacen las agencias de viajes online, pero también las aerolíneas y las cadenas de hoteles. Todos coinciden en las líneas maestras. No solo hablan de precios, también de seguridad, flexibilidad o servicios.