Por Redacción - 27 Septiembre 2024
A menos de un año del inicio del Mundial de Clubes 2025, la FIFA se encuentra en una situación crítica. A pesar de haber asegurado la participación de 30 de los 32 equipos que competirán en este nuevo formato, la entidad todavía no ha logrado cerrar acuerdos cruciales en cuanto a patrocinadores y sedes.
Medios europeos informan que la FIFA aún no ha encontrado interesados en los derechos televisivos, un ingreso clave para sostener la competición. La ausencia de ofertas es alarmante, especialmente considerando que los plazos para recibir propuestas ya han vencido sin que ningún medio de América, Europa, Medio Oriente o África haya mostrado interés.
La ausencia de patrocinadores para el Mundial de Clubes 2025 podría estar relacionada con la sobrecarga del calendario deportivo. La superposición de varios torneos de gran relevancia dispersa la inversión publicitaria, lo que lleva a muchas marcas a priorizar eventos consolidados en lugar de arriesgarse con un formato nuevo y experimental. Además, las empresas pueden ver con cautela la falta de una base de audiencia sólida y el incierto éxito comercial de una competición que, aunque ambiciosa, aún no ha demostrado su viabilidad en el mercado.
Otro obstáculo significativo es la falta de estadios confirmados. Aunque se ha anunciado que el torneo se llevará a cabo en los Estados Unidos, todavía no se han oficializado las sedes, lo que añade más incertidumbre al evento. Además, la logística de los horarios para equipos de todo el mundo sigue siendo un desafío sin resolver, complicando aún más las negociaciones con las emisoras.
A esto se suman las tensiones con sindicatos de jugadores que protestan por la sobrecarga de partidos. La FIFPro, que representa a los futbolistas, ya ha iniciado acciones legales en países como Inglaterra y Francia.
Con el torneo programado para comenzar en julio de 2025, la FIFA se enfrenta a una creciente presión por parte de los grandes clubes y medios internacionales. Sin patrocinadores ni estadios definidos, el futuro de esta ambiciosa competencia pende de un hilo, mientras la paciencia se agota en las oficinas de Zúrich.
