
Cada febrero, la Super Bowl se consolida como el evento más esperado de inicio de año, el cual es un espectáculo donde el deporte, entretenimiento y publicidad convergen en un solo escenario. La edición LIX, que tendrá lugar el 9 de febrero en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, promete elevar aún más nuestros sentidos con un enfrentamiento estelar, un show de medio tiempo de primer nivel y una batalla publicitaria en la que las marcas invierten millones para superar el récord de su anterior edición que alcanzó más de 210 millones de espectadores.
Más allá de ser el evento deportivo más visto en Estados Unidos, el gran juego es un fenómeno global que dicta tendencias en el mundo del marketing. Empresas de los más altos niveles ya han asegurado su presencia en la transmisión en televisión tradicional y digital, donde los espacios publicitarios han alcanzado cifras récord. Este año, el costo destrozó la barrera de los 8 millones de dólares por un anuncio de 30 segundos, tan sólo en la cadena Fox.
El impacto del Súper Domingo trasciende lo deportivo. La semana previa se convierte en un festival de activaciones, eventos y experiencias diseñadas para conectar con los consumidores. Desde las Opening Nights, donde los equipos finalistas interactúan con los medios, hasta festivales de marca en Nueva Orleans, la inversión publicitaria va mucho más allá de los 30 segundos en pantalla, integrando estrategias digitales, colaboraciones con influencers y eventos exclusivos.
En los últimos años, los creadores de contenido han ganado protagonismo en la conversación digital en torno a la Super Bowl. Las marcas ya no se limitan a la televisión, sino que buscan amplificar su mensaje en plataformas como TikTok, Instagram y YouTube, generando engagement con audiencias más jóvenes.
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