Por Redacción - 22 Septiembre 2021
La relación entre las agencias y las marcas se ha convertido en algo bastante complicado en los últimos años. Nunca es fácil el trato entre clientes y proveedores de servicios, pero el de las agencias y las marcas se ha ido posicionando como algo un tanto peliagudo. Tras décadas de ser la esencia del marketing y la publicidad y ver cómo las empresas dependían de ellas, en la última década han ido perdiendo posiciones.
Las marcas empezaron a crear sus propias agencias in-house o interiorizando el trabajo que antes hacían para ellas las agencias. La necesidad de aumentar el control en la era de internet y, sobre todo, las redes sociales y la presión por recortar gastos que caracterizó la Gran Recesión funcionaron como un movimiento sísmico en la posición de las agencias en el ecosistema marketero.
Pero, además, la relación no está viéndose marcada únicamente por este complicado entramado, sino que también las agencias están viendo cómo cada vez les exigen más cosas y les piden que cumplan con más requisitos. Dado que la reputación se ha convertido en la gran obsesión de las marcas, no quieren que sus agencias puedan ponerla en peligro. Por ello, ahora, las agencias también deben demostrar que son verdes.
La última cuestión que se ha sumado a la lista de lo que los anunciantes piden a sus agencias de publicidad es la de que sean eco-friendly, como publica Insider.
Gigantes como Chanel, Philips o Unilever están haciendo presión para que sus agencias sean respetuosas con el medioambiente. Elementos como las emisiones de carbono empiezan a tomar protagonismo y la industria ya espera que funcionen como un elemento más a la hora de inclinar la balanza hacia una o hacia otra agencia.
Desde la propia industria les explican al medio estadounidense que, por ejemplo, en el pitch de Unilever se preguntó cómo el proceso de compra de publicidad impactaría a la hora de ayudar a Unilever a ser más sostenible. Además, la demanda de lo verde no es solo genérica, sino que también se va a cosas muy concretas.
A Dentsu, por ejemplo, le han llegado a preguntar por las emisiones de su oficina o su consumo de agua. Desde una agencia de compra de publicidad, señalan que han tenido que dar datos como, por ejemplo, qué peso tienen las renovables en su consumo de electricidad.
Dado que la batalla ya es encarnizada y que las agencias deben luchar cada vez más por llevarse su parte del reparto de la tarta, esto puede convertirse en una nueva preocupación o en un elemento a su favor si han hecho los deberes. Desde Insider, de hecho, explican que WPP o Dentsu, gigantes globales, creen que podría darles una ventaja competitiva.
Sea como sea, lo que queda cada vez más claro es que las agencias deben trabajar en muchos elementos y que están igualmente obligadas a seguir las exigencias que cumplen las empresas.
Los consumidores quieren empresas más justas, más implicadas y más responsables. Las compañías han empezado a hacer ese trabajo y no están dispuestas a que sus agencias funcionen como un lastre a la hora de presentar esa imagen al mundo.