A pesar de tener muy claras las consignas en relación a la utilidad que deben entregar los contenidos en ciclo actual, donde el consumidor es quien decide por qué, con quien y cuando se vincula, no son pocas las marcas que se preguntan una y otra vez ¿cuáles son las razones por las que no se compartesu contenido a través de los medios y redes sociales?
¿Conocemos a nuestros clientes?
Resulta muy evidente, también, decir que un contenido que no se comparte es porque no entrega información innovadora o de calidad, quizá el estilo aplicado no sea coherente con el target y la marca o puede ser también, que el consumidor no obtenga respuestas a lo que estaba buscando.
¿Generamos confianza?
Es muy habitual al leer la recomendaciones de los “expertos” extraer como conclusión que la base para establecer vínculos con nuestros clientes que deriven en un crecimiento de nuestra marca, se centra en la confianza y credibilidad que los consumidores muestran por nosotros. Ya tenemos otra de las razones, preguntémonos… ¿somos coherentes, creíbles?
¿Y las expectativas?
Con cada acción social que se genera, el contenido viaja llegando a un universo ilimitado de personas que se sienten atraídas. Pero… ¿realmente hemos estudiado a fondo nuestros objetivos, a nuestra competencia? ¿Sabemos qué buscan satisfacer los clientes cuando se interesan por una marca inmersa en nuestro mercado o industria?
Pedagogía, entretención e incitación a la creatividad, la trilogía del éxito
Desde que allá por el mes de abril de 2011 el todopoderoso Google decidiera dejar entrar a escena a un “robot con corazón” la esencia de los contenidos digitales cambió drásticamente. A partir de ese momento, la responsabilidad de las marcas en el mantenimiento de éste nuevo proceso formativo y educativo ilimitado y constante, se transformó en primaria, así como, exaltar la naturaleza lúdica y entretenida (clave del éxito de las plataformas sociales que conforman los 4 gigantes del Social Media hoy).
Emoción y experiencias, no producto
Ávidos de información, con cierta ansiedad ante cada conexión, emocionados y sin duda, expectantes sobre las novedades, lo que ha sucedido, la información, el estado de nuestras redes, el comportamiento de nuestros seguidores… quién no se siente identificado en esta descripción. ¡Esa es la esencia de tu marca!
Interacción cliente-cliente, ¡atención no todo es la marca!
No cabe duda que, cada vez más, la infografía mental del universo online hoy, se antoja como un conjunto ilimitado de unidades de producción “talentosas” e híper expertas que desde la intimidad de sus hogares, construyen marcas individuales que en asociación, crean comunidades eficientes, interactivas y retroalimentadas. Conviene no olvidar al elaborar una estrategia de marketing de contenidos que el consumidor actual ha hecho del “boca a boca” el eje central de sus decisiones.
Autoestima y reafirmación
La incorporación del fenómeno social a nuestras vidas, el acto de compartir contenidos y en torno a ellos construir nuestra influencia online. Los usuarios buscan su propia reafirmación al compartir contenido, ya que así, construyen sus influencias individuales.
Información = poder
Sin duda alguna, compartir información en Internet se ha transformado en la mejor forma de informarnos, incluso los medios tradicionales inmersos en un proceso brutal de transformación, han incluido a las plataformas sociales como el canal para acceder al “pulso social”. La gente comparte porque así, se siente más poderosa. Un contenido altamente viral, es aquel que, no sólo es único, sino que entrega al cliente una fortaleza con la que él, se transforma en único también. ¡Win – win! Siempre.
¿Comprendiste a tu audiencia?
Si no sabemos qué esperan y necesitan, las probabilidades de lograr una buena promoción, están dejadas al azar. Necesitamos conocer a nuestra audiencia, qué “emoción” satisface al compartir nuestro contenido, cuales son sus plataformas preferidas y qué buscan cuando hacen un re-tweet o me gusta.
No te olvides del email, social, íntimo y personal
Cuando un usuario recibe un correo electrónico en el que la marca le entrega las novedades de contenido que satisfacen sus necesidades, la marca demuestra un interés por el consumidor que se vuelve más personal.
Si nuestro contenido no se comparte y hemos revisado todo lo anterior, es posible que nos esté faltando ese toque de “valor agregado” que simplifica el acceso de nuestros clientes a la marca y establece un beneficio directo para el consumidor. Buscamos influencia ¿no es verdad? Y para ello la “intimidad del email” sigue teniendo un encanto especial.