Por Redacción - 15 Octubre 2012
Todos los excesos son malos, y un uso excesivo de las redes sociales también, de hecho, un estudio realizado por el MIT (Massachusetts Institute of Technology) en colaboración con la Universidad de Milán descubrió que Facebook y Twitter pueden llegar a ser más adictivas que el tabaco o el alcohol.
Por su parte, la privación de éstas provocó síntomas similares a los que se experimentan ante una adicción, como puede ser ansiedad, desesperación o vacío emocional en el 20% de los usuarios que se prestaron a pasar 24 horas sin redes sociales, siguiendo las pautas de la investigación llevada a cabo por la Universidad de Maryland. No en vano, el hecho de transmitir información y datos personales a través de las redes sociales aumenta la presión cerebral; los usuarios comparten con la esperanza de obtener una gratificación, bien sea desde el punto de vista físico o emocional. Según la Universidad de Harvard, compartir información en Social Media otorga un placer similar al que se experimenta al recibir dinero. A la vista de esta realidad, ¿cómo podemos controlar el efecto que causan en nosotros las redes sociales? ¿somos capaces de evitar que dominen nuestra existencia? ¿pertenecemos a una generación de adictos al Social Media? Basándonos en la clasificación que Rohit Bhargva sobre los tipos de adictos al Social Media, indicaremos destacaremos los aspectos más característicos a tener en cuenta para evitar caer en la misma trampa: No te puede "gustar" todo. Desarrolla un espíritu crítico en Social Media. Estamos de acuerdo en que existe tal saturación informativa que es imposible asimilar todo, y analizar todo; por esta razón, escoge las fuentes más relevantes para tu sector, utiliza los agregadores sociales, crea listas en Twitter, en definitiva, deja que las herramientas trabajen por ti. No intentes acapararlo todo, únicamente así darás imagen de profesionalidad y rigurosidad en tu trabajo. Constantemente recibes en tu smartphone alertas y notificaciones de todo tipo, que acaparan tu atención. Establece un horario para cada actividad. Incluye en él un apartado para consultar el correo, comprobar las actualizaciones de tus perfiles sociales y responder a menciones y consultas de tus seguidores. Una atención constante a estas tareas te hace perder productividad, además de imposibilitar la concentración necesaria para rendir en tu trabajo. Te autodefines como gurú, aunque no eres precisamente un líder espiritual. Admítelo, no eres el centro del universo, ni estás en posesión de la verdad absoluta. Seguro que tienes mucho que aportar, pero para ello has de practicar la formación continua, beber de los referentes del sector y aceptar los consejos y críticas constructivas de los demás, sacando partido a cada nueva aportación. Especialízate en un tema concreto, recuerda, aprendiz de mucho, maestro de nada. De charlatanes está el Social Media lleno, fórmate profesionalmente y demuestra tu valía con hechos, no con palabras, únicamente así te ganarás el respeto en el sector. Si has creado tu propio mundo paralelo, que cuenta incluso con su propio lenguaje, donde las redes sociales han pasado a convertirse en auténticos verbos, en palabras que denominan acciones, y las vocales son un elemento superfluo que ocupan espacio y dificultan la transmisión del mensaje; plantéate seriamente el volver al mundo terrenal, donde existe un sistema de comunicación establecido, aceptado por todos aquellos que quieren realmente llegar a algo en este medio. Si una red social se cae, sientes como si te faltara el aire. No podrías sobrevivir a un apagón en Social Media, ni puedes pensar qué sería de ti si no tuvieras acceso a Twitter, o tu conexión no te permitiera actualizar tu perfil de Facebook. Párate un momento y respira: hay vida más allá del Social Media. ¿Te sientes identificado con alguno de estos perfiles? ¿hasta qué punto el Social Media domina tu existencia?