
Por Redacción - 11 Diciembre 2012
La Reputación, esa delicada palabra que supone el éxito o el fracaso o bien, plasma la gloria o el bochorno. Para las marcas, años atrás, era difícil medir la opinión del consumidor en base a su producto. El anuncio promocional salía en las principales cadenas de televisión y revistas de gran difusión y su éxito dependía de este tipo de acciones. ¿Qué pensaba el consumidor? Manifestaba su opinión a gritos con el televisor, comentando con su círculo más íntimo el anuncio de un medio u otro. Una lástima no tener apuntadores para cada individuo y así tener resultados sobre una marca 100% calificativos.
Las agencias debían de realizar encuestas, pre-test y post-test e instalar audímetros en televisores para sacar resultados estadísticos. Esta era la metodología de la vieja escuela. En la nueva escuela hemos sumado nuevos métodos para evaluar de forma más eficaz la reputación de una marca.
La creación de las redes sociales, foros de opinión online, blogs y noticias donde el usuario puede manifestar su opinión. Toda esa información es oro y sobre todo porque queda escrita y registrada en la web. Nosotros somos los dueños de poder decidir que hacer con esta. Ahora podemos saber la opinión del consumidor porque la manifiesta en la red. Podemos saber si nuestra campaña es efectiva por el número de clics y respuestas.
Sin embargo, es en la actualidad cuando más crisis de reputación existen. ¿Hemos pasado de un usuario conformista a un usuario guerrero? No. El usuario guerrero siempre ha existido pero antes era más difícil conocer el origen de una opinión positiva o negativa. Actualmente, que todo queda escrito en el entorno web ¿Tendría que ser muy fácil mantener una reputación impoluta? La respuesta, no siempre es así.
--- Regístrate o accede como usuario para disfrutar del acceso ilimitado a todos nuestros contenidos ---

