En pleno auge de los social media, de la ebullición de las redes sociales, del "followme" y el "Like", todo suele parecer como un auténtico jardín de rosas, casi una utopía. La era de lo social y de compartir. Bajo este escenario muchos pensaron que aquello de estar presente en las redes sociales era inclusive una ganga. Baratito y sobre todo gratis. Y mucho más que todo eso. También muchos pensaron ingenuamente que por todo ello y ese afan de seguir aumentando seguidores, aquello de darse un poco de bombo con aquello de "estamos en Twitter" iba a seguir siendo siempre un acto de cortesía en cualquier tipo de medio. Pero llego la televisión.
Ver anuncios televisivos donde las marcas muestran la información de sus perfiles sociales o aquello de "búsquenos en facebook" resulta cada vez algo más habitual. Digamos que es como matar dos pájaros de un tiro. Una forma de aprovechar el mismo soporte para lanzar nuestro mensaje a través de un spot de esos creativos, y hacer además una invitación para llamar a la acción social y captar así nuevos seguidores y fans. Algo que también comienza a ser habitual en todo tipo de programas, noticiarios y tertulias donde muchos invitados y tertulianos hacen su pequeño sketch con aquello de "mi cuenta en Twitter es...". Y ya no hablamos de la nueva moda de rotular en pantalla el perfil del profesional que participa en el debate para que todos podamos seguirlo en las redes sociales.
Recientemente abordamos algunoscasos de éxitocomo el del programa televisivo "Punto Pelota" en la nueva era de la televisión y los presentadores 2.0. Ahora elpresentador 2.0tiene un objetivo, crearcomunidades entorno a un contenido. Ya no consiste sólo en medir laaudiencia,sino también enconectarcon ella y generar prácticas que enganchen alespectador.Con la televisión social, el presentador provocainfluencia en las redes sociales.
Lo normal es que esto fuera una tónica cada vez más extendidas. Sin embargo, en ese medio de comunicación como es la televisión, parece que han saltado las alarmas tras este tipo de prácticas hasta el punto de censurar o prohibir promocionar dichos perfiles sociales. Me llama la atención, la sorprendente e interesante experiencia contada porJuan Diego Poloa través dewwwhatsnew, donde relata en primera persona la prohibición de decir “Twitter” y “Facebook” en el canal Globo dela televisión brasileña.
"Todo iba bien hasta que, minutos antes de empezar a grabar, me dijeron que no podría decir la palabra “Twitter” durante la entrevista, ya que no podían hacer publicidad ni usar la marca sin permiso", menciona el propio Juan, quién además entre sus conclusiones deduce que algunas de las posibles razones. "Es posible que sea por miedo, o por el hecho de que muchos presentadores de TV estaban empezando a tener millones de seguidores en las redes sociales por divulgar sus canales en los programas, seguidores que se irían con ellos en caso de ir a otro canal", finaliza Juan en su artículo.
Sin duda sorprendente pero para nada descabellado entendiendo tal argumento y visto desde el punto de vista de las propias cadenas televisivas, que al fin y al cabo son empresas o negocios donde la competitividad es realmente dura y feroz. Otra cosa ya sería cuestionar si las cadenas televisivas deberían ser sociales en este sentido y cuáles son las mejores formas para hacerlo y demostrarlo sin verse amenazadas por ello.
Dicho esto, me surge la duda de si trasladado este escenario a la batalla comercial, se extendería tal prohibición a las marcas como un plus a pagar por el hecho de promover sus perfiles sociales a través de sus anuncios o incluso en cualquier otro espacio televisivo. Y no parece tan descabellado cuando en este caso concreto de la televisión brasileña, parece además que no solo se prohíben dichas menciones, sino que también se "prohíbe a las empresas anunciantes divulgar sus canales de redes sociales sin pasar por caja y pagar un extra".
Esta especie de nueva "censura" preventiva a los intereses de las cadenas televisivas, para muchos puede que no tenga sentido y sea considerada como una práctica anti-social en los tiempos actuales. Para muchos otros, puede resultar hasta lógica y fundamentada teniendo en cuenta los objetivos promocionales de quienes recurren a este tipo de prácticas. La cuestión es, si esta tendencia prohibitiva conseguirá finalmente extenderse y si son muchas más las cadenas que actualmente la ponen en práctica. Visto lo visto, la televisión parece que lo tiene más claro, si pretende ser social sepa que antes debe pasar por caja. ¿Está usted de acuerdo?¿Censura o negocio televisivo?