Acabo de leer la noticia de que una nueva empresa te proporciona fans y seguidores para diferentes redes sociales por unos precios bastante asequibles, con el elemento diferenciador de que son fans reales y no perfiles falsos, como en otros casos.
Ante esta realidad que circula por la red, los profesionales involucrados en los medios sociales, deberían de hacer una serie de reflexiones y parar a pensar qué es lo que lleva a plantearse esta clase de opciones.
Si bien el dato cuantitativo es un dato inicial que todos miramos, ya estamos aprendiendo que no es el principal, ni el más importante.
Cuando nos planteamos la compra de seguidores para una marca para la que estás trabajando o bien para tu propia marca, estas utilizando unas prácticas que tú mismo sabes que no son éticas y que en cualquier momento se podrían volver contra ti.
Es indudable que la presión por alcanzar un número de seguidores puede ser estresante en algunos casos y que el tener popularidad en las diferentes redes sociales es un valor apreciado, pero si para ello tienes que comprarlos, es que algo falla.
El trabajo en redes es duro y se necesita constancia y ser capaces de generar un vínculo emocional que nos una a nuestros seguidores, ¿Qué vinculo vas a obtener con fans que están comprados por muy reales o falsos que sean?
Los usuarios están allí para comunicarse contigo, expresar sus gustos o simplemente mantenerse informado de tus actividades. Si estos seguidores son comprados, la interactuación, vinculo o interés que vas a conseguir hacia tu marca va a ser muy pobre, entonces, ¿para qué los quieres?
Los seguidores no son números, son personas que te muestran su simpatía por tu empresa y eso no se puede comprar.
Ganarse a esa comunidad con tu esfuerzo, tu trabajo diario y tu profesionalidad es lo que realmente te va a reportar los mayores frutos.