
Hootsuite revela en un ranking las marcas más queridas en las redes sociales
El amor se ha convertido en una variable más para explicar el éxito o el fracaso de una marca. El mundo está cada vez más dominado por las emociones y las relaciones entre las empresas y los consumidores no se han mantenido al margen de esta cuestión. Los compradores esperan cada vez más más elementos subjetivos de las firmas, relaciones mucho más cercanas y basadas en mayor grado en intangibles y en elementos mucho menos objetivos. En la era de las redes sociales, la relación entre las marcas y los consumidores está marcada por elementos como la confianza, la proximidad, el nivel conversacional y, en definitiva, las emociones, con el amor en posiciones muy destacadas.
Los consumidores del siglo XXI quieren querer a las marcas y basan sus decisiones de compra en muchas ocasiones en ese sentimiento. A lo que aspiran todas las marcas es, al final, a convertirse en lovemarks, las marcas más queridas y que consiguen una fidelidad que va mucho más allá de la lógica. No es fácil: para convertirse en lovemark hay que trabajar bastante duro, en realidad. Kevin Roberts, el CEO de Saatchi&Saatchi y el inventor del concepto, es quien ha dado las líneas básicas que deben seguir las compañías para dar el salto a esta condición. En su libro Lovemarks. El futuro más allá de las marcas explica que hay que partir del respeto mutuo, ahondar en la pasión y el misterio, contar buenas historias (todas estas marcas amadas tienen una buena historia detrás) o apuntalarse sobre lo poético.
Y, en cierto grado, lo que puede ser para unos una marca amada no tiene por qué serlo para otros, aunque las lovemarks suelen llegar al corazón de un grupo variado y amplio de consumidores. Starbucks es, por ejemplo, una lovemark y consigue enamorar a muchos compradores.
¿Se puede medir el amor? Los sentimientos son elementos muy poco tangibles, muy poco medibles. ¿Cómo se puede saber quién quiere más y quién quiere menos? ¿Cómo determinar el alcance de las pasiones? El Romanticismo puso de moda el amor e hizo que las pasiones fuesen un elemento determinante para innumerables cosas, desde las relaciones personales hasta la policía, pero incluso ellos no encontraron el modo científico para establecer cuánto amor, cuántas pasiones, están jugando a favor o en contra de algo.
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