Por Redacción - 30 Septiembre 2015
Los consumidores son cada vez receptores más críticos de la publicidad y están creyendo cada vez menos en lo que le dicen los anuncios, apostando, por el contrario, por los mensajes que les llegan por otras vías. Un estudio de Expercity acaba de señalar que, aunque las marcas siguen creyendo en el poder de los anuncios para llegar al consumidor final, este se basa más en las opiniones de los demás para cerrar sus decisiones de compra. En la misma línea, otro estudio, en este caso de Nielsen, apuntaba que los consumidores no se creen mucho los anuncios: un 60% asegura que no se fía de lo que dice la publicidad.
La desconfianza ante la publicidad tradicional y el cambio de los influencers a los que se sigue para tomar decisiones de compra es especialmente importante en el caso de las mujeres. Las mujeres son las responsables del 85% de las decisiones de compra, como apunta un estudio de SheKnows. El porcentaje está tomado de una muestra sobre el mercado estadounidense, pero aún así el peso de las mujeres en las decisiones de compra es un dato muy generalizado. Estas compradoras, que deciden mucho de lo se consume en un hogar, han sido perdidas para las formas tradicionales de comunicar. Las mujeres ya no se fían de los anuncios y, mucho menos, ya no se fían de las famosas que salen en los anuncios vendiendo las propiedades estupendas de un producto.
Hasta ahora, una de las fórmulas que las marcas empleaban de forma masiva (y que siguen empleando, ya que no hay más que ver los anuncios de cualquier marca de cosmética o de moda para darse cuenta) era la de fichar al nombre famoso y poner así a una actriz, cantante o modelo como embajadora de sus productos. El uso de estas embajadoras, a pesar de ello, ha perdido peso en lo que realmente importa: el convencer a las consumidoras de las bondades del producto.
Según los datos del estudio, la culpa de esta situación es de internet. Internet ha hecho a las consumidoras más desconfiadas y las ha empujado a poner en tela de juicio todo lo que las marcas les están diciendo. Además, la red ha abierto la puerta a una nueva forma de descubrir productos.
"En el pasado, las mujeres recurrían predominantemente a los blogueros en los que confiaban", explica Samantha Skey, la CMO de SheKnows, a FastCompany. "Pero hoy en día están recurriendo a lo que llamamos "expertos del día a día" en YouTube, Pinterest e Instagram", añade.
Así, el 86% de las mujeres que participaron en la encuesta asegura que busca opiniones de personas reales que han usado el producto antes de decidirse a comprarlo. Estos expertos del día a día de las redes sociales son valorados y despiertan confianza ya que las consumidoras no creen que tengan motivos ocultos para recomendar un producto. Es decir, consideran que sus opiniones son reales y que si hablan bien de algo es porque realmente ese producto merece la pena.
A estos expertos les asocian por tanto los valores de ser honestos y auténticos. Igualmente, las consumidoras se sienten conectadas a estos expertos. Un 52% siente que han establecido una conexión con la audiencia, frente al 12% que apunta que las marcas lo han logrado y el 11% que piensa lo mismo de las famosas.
El fin del boom del blog
A la hora de buscar a estos expertos, las redes sociales son la principal fuente para encontrarlos. Un 58% de las mujeres recurre a YouTube, un 52 a Facebook, un 46 a Instagram y un 50 a Pinterest. Muchas menos son las que recurren a los blogs, ya que solo un 36% busca información generada por blogueros para tomar decisiones de compra.
Y esto es uno de los síntomas (y una de las explicaciones) del hecho de que la edad dorada de los blogs ha terminado. La época en la que se podían hacer cantidades muy elevadas de dinero al mes teniendo un blog han terminado. Los influencers tienen que trabajarse mucho más hoy en día su papel y tienen que tener una estrategia mucho más compleja y completa. "Usan diferentes plataformas sociales para construir su marca, su blog es solo una ampliación de su esfuerzo por lograr el engagement de sus seguidores", apunta la experta a FastCompany.
Por tanto, pensar en vivir directamente de un blog y de hacerse rico gracias a las actualizaciones del mismo es un sueño que ahora mismo es cada vez más difícil de cumplir.