Por Redacción - 14 Diciembre 2015
Las marcas tienen que ser muy rápidas a la hora de comprender todos los cambios que está imponiendo internet e igualmente rápidas a la hora de responder a los mismos y de crear las condiciones que estas modificaciones imponen. Al fin y al cabo, la red ha cambiado las estructuras de los negocios a un ritmo endiablado, mucho más acelerado que el que impusieron otras modificaciones a gran escala. Las empresas tuvieron décadas para adaptarse a la Revolución Industrial, casi se podría decir que en algunos casos tuvieron siglos. En la revolución de la red, se corre el riesgo de pestañear y perdérselo.
Uno de los espacios que está generando más cambios y que está obligando a las empresas a replantearse muchas cosas son las redes sociales. Puede que pocos fueran los que en su momento lograron ver lo que venía por delante y puede, por tanto, que pocos consiguieran ser realmente previsores. Pero, sin embargo, las redes sociales se han convertido en un motor de cambio y en un elemento de disrupción muy poderoso en el panorama diario de las marcas. Cuando hace unos años irrumpieron las redes sociales, estas parecían una especie de juego de adolescentes. Solo los jóvenes participaban en ellas y simplemente se dedicaban a compartir mensajes, hacer tests y jugar a juegos online que se convertían en modas pasajeras y que eran rápidamente superados por otros.
Años después, las redes sociales son mucho más que un espacio para jugar a Pet Society. Se han convertido en un escenario más de la vida diaria de las personas, uno que emplean para comunicarse a cada vez más niveles y en cuestiones cada vez más personales. Ahora, uno sabe cuando sus amigos tienen hijos o el momento en el que deciden casarse porque una foto en Facebook o unas cuantas actualizaciones en Instagram dan las pistas para comprenderlo. Las redes sociales no son solo un espacio cada vez más personal y cada vez más usado, sino que son también un escenario en el que las marcas están cada vez más presentes.
Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest? La lista es muy larga, pero aun así tiene un punto en común. Las marcas tienen que estar en estos escenarios y necesitan logran una presencia remarcable y eficiente. Las redes sociales no son solo un lugar para las comunicaciones privadas. Los consumidores esperan que las compañías estén ahí, que generen contenidos, que participen en los actos de su vida, que respondan a sus preguntas o que sepan participar en las conversaciones que se crean en internet.
Las redes sociales han generado una nueva realidad para las marcas y han creado un terreno de juego especialmente complejo e igualmente difícil. Las marcas se tienen que enfrentar a retos que no son los que tenían que solucionar antes y tienen que hacerlo además en un escenario en el que las reglas aún no están del todo claras. Al fin y al cabo, la etiqueta social media se está aún creando y las compañías tienen que ser capaces de abrirse camino entre este nuevo territorio sin cometer grandes errores y sin lastrar de forma irreparable la reputación de la marca.
Un gran volumen de nuevos empleados
Y, en este nuevo escenario y ante estos nuevos retos, a las empresas no les quedó más remedio que hacerse con el personal adecuado para solventar estos problemas. En un principio, las compañías intentaron dejar todo esto en manos de los profesionales de comunicación o de marketing con los que ya contaban, aunque hacerlo fue un error. Las redes sociales suponen no solo una enorme carga de nuevo trabajo sino también uno para el que hay que contar con unos nuevos conocimientos y con unas nuevas capacidades que esos profesionales no tenían, de entrada, por que tener.
Después, las empresas se lanzaron en masa a dejar las redes sociales en manos de sus empleados más jóvenes, por aquello de que ellos eran quienes estaban usando esas herramientas y quienes por tanto tenían que saber qué se esperaba y lo que podían hacer con ellas. Esto también fue un error, porque las redes sociales son un entorno en el que las marcas están demostrando en todo momento quiénes son y creando su propia marca, lo que hace que tengan que ser muy cuidadosas a la hora de crear estrategias y mensajes. Un trabajador muy junior no está capacitado para absorber esa carga de trabajo y esa responsabilidad.
Afortunadamente, el paso del tiempo y los ejemplos de las marcas que han logrado triunfar (así como las muestras del fracaso de quienes no cuidaron su estrategia social) han demostrado que las empresas no solo tienen que hacerse con nuevos equipos acordes con estos nuevos retos sino también que estos tienen que estar capacitados para lo que está en juego. Las compañías están por tanto ahora mismo completamente seguras de lo que necesitan y están fichando a empleados especializados en social media. Son trabajadores que tienen las capacidades y los conocimientos para desempeñar estos puestos con éxito y con eficiencia.
Así, las empresas han estado incorporando en los últimos años diferentes perfiles que les han permitido cubrir diferentes necesidades. Desde los community managers que eran tan buscados hace unos años (y que siguen siendo muy necesarios, aunque ahora las firmas han comprendido que no son el único perfil que necesitan) hasta los social media managers o los social media analysts, las compañías están creando complejos y completos equipos que cubren todas las necesidades del entorno social.
Pero necesitan a un guía
Las marcas siguen, sin embargo, necesitando hacerse con un profesional, uno que es además clave y vital para que todos los esfuerzos de estos trabajadores lleguen a buen puerto. Todos estos trabajadores expertos en redes sociales son como los músicos de una orquesta. Todos deben ser muy eficientes en sus posiciones y todos tienen que ser virtuosos de lo que les toca. Las orquestas necesitan a pianistas brillantes, a violinistas que conozcan muy bien sus instrumentos o a percusionistas virtuosos. Cada uno de ellos - y cada uno de sus talentos - son muy necesarios; imprescindibles, se podría decir. Pero lo cierto es que ninguna orquesta sería realmente buena sin una pieza clave y fundamental que es la que consigue que todos esos virtuosos se conviertan no en estrellas de su instrumento sino en un todo que logra una música celestial. Esa figura es el director de orquesta.
Las compañías también necesitan a un director de orquesta para que guíe sus pasos y para que logre que todos los esfuerzos de los trabajadores expertos que ha fichado la empresa se orienten en la misma dirección y empujen para lograr los mismos objetivos. Ese director de orquesta es el digital marketing manager, un profesional cada vez más buscado por las compañías y que se convertirá, en los próximos años, en la pieza imprescindible que toda firma necesita y por la que toda marca se peleará en el terreno de los recursos humanos.
El digital marketing manager perfecto consigue, como el director de orquesta, aunar todos los esfuerzos para conseguir los mejores resultados. Tiene muy claro qué es lo que la marca necesita y qué es lo que debe conseguir y alrededor de esta información crea una estrategia para triunfar. Su perfil es el de un directivo, que trabaja directamente con la dirección de la compañía para estar en onda con la línea de negocio y que sirve de correa de transmisión al cada vez más poblado mundo de los trabajadores del área digital de la corporación para ser eficientes en sus esfuerzos. Sus responsabilidades son muchas y sus capacidades tienen que serlo también.
Por ello, no solo las empresas los están buscando de forma activa ahora mismo, sino que además les están ofreciendo atractivos salarios que convierten a este perfil en uno muy deseado por parte de los trabajadores ambiciosos. En Europa, según algunas fuentes, su horquilla de salarios se sitúa entre los 40.000 y los 60.000 euros, lo que los convierte en profesionales bien pagados. A medida que su papel empieza a ser cada vez más fundamental en la estrategia de la empresa, es de imaginar que su presencia en la corporación será cada vez más decisiva y por tanto más blindada.
Las empresas tienen claro lo que buscan cuando se lanzan a la conquista de su digital marketing manager. Quieren profesionales con experiencia en el terreno de lo digital, que conozcan lo social como la palma de su mano, que sean el equilibrio perfecto entre lo geek y lo marketiniano y que cuenten con una formación perfecta para el papel. Demostrar que se es todo lo que buscan puede resultar complejo cuando se habla de un perfil que está comenzando y que por tanto no cuenta con tantos profesionales que hayan desempeñado estas funciones con ese nombre concreto.
Los profesionales deben confiar en su currículo, en su formación y en su expertise para demostrar que son lo que las empresas buscan. Contar con una acreditación profesional en este terreno puede ser una gran ayuda y puede convertirse en el punto definitivo para convencer a las empresas de que se es lo que se busca. Las acreditaciones profesionales en digital marketing manager confirman, de un modo incuestionable, que se tiene lo que se necesita y lo hacen además de una forma que va más allá de las fronteras del país de origen. En un mercado en movimiento como es el de internet en este momento, ser global puede ser un gran valor con el que jugar.
¿Sobrevivir sin el director de orquesta?
Los profesionales tienen además como baza a su favor que las empresas los acabarán necesitando en un momento o en otro. Las orquestas necesitan a un director y no pueden alcanzar el éxito sin esta figura, que es la que las guía hacia una ejecución sin fallos. En el mundo de internet, las empresas se encuentran en la misma encrucijada.
Las redes sociales son cada vez más importantes, más decisiva y más llenas de elementos a tener en cuenta. Las compañías tienen que tomar cada vez más decisiones, necesitan cada vez de más profesionales y precisan cubrir cada día más ámbitos. Las redes sociales han dejado de ser un escenario para compartir información y se han convertido también en el lugar en el que se resuelven dudas y disputas con los consumidores, en el que se aconseja, en el que estos se informan sobre los productos que quieren comprar o en el que directamente se vende, con el s-commerce cada vez más en boga.
A medida que las redes sociales van conquistando más territorios, las empresas necesitan a más trabajadores que les den servicio en esas nuevas áreas y contar con un coordinador eficiente, con un capitán que guíe el barco de lo social, se va haciendo más inevitable. El digital marketing manager se convierte así en una figura incuestionable dentro del organigrama.