Artículo Social Media Marketing

6 errores ultrabásicos que las marcas se siguen empeñando en cometer en redes sociales

Por Redacción - 21 Septiembre 2017

Las redes sociales son una parte ya más de la estrategia de marcas y empresas y se han convertido en uno de esos temas de los que siempre se habla cuando se analiza esta cuestión. Si se da una patada salen miles de artículos sobre el tema y sobre las cosas que se deben hacer (o no) en este entorno. No hay ni que esforzarse mucho en Google para encontrar este tipo de contenidos. Y, si se pasea por la zona de libros de negocios y empresa de una librería cualquiera, se pueden encontrar muchos títulos sobre ello.

Por tanto, resulta sorprendente descubrir que las empresas y las marcas continúan cometiendo errores de principiante que parece desde fuera imposible que no hayan escuchado o leído en alguna ocasión que no deben cometer. La lista de las prácticas a evitar en redes sociales es muy amplia y posiblemente cada compañía acaba descubriendo además sus propios dont en su relación con la audiencia. Pero, entre todas esas prácticas, hay una suerte de errores básicos que son el listado de lo que ya no debería ser permitible en ningún caso. Son errores ya ultrabásicos que las empresas deberían haber superado.

Y, partiendo de un análisis de Hootsuite, se podría decir que estos son 5 de ellos.

#No #es #necesario #usar #todos #los #hashtags

¿Duelen poco los ojos viendo el ladillo anterior? Es probable así que... ¿por qué no se ve igual de claro en redes sociales? Los hashtags son una herramienta que sirve para encontrar mejor los contenidos (y que básicamente funcionan bien en Twitter e Instagram, aunque muchas empresas se empeñen en meterlos hasta el aburrimiento en Facebook también) y que deben simplificar las cosas en redes sociales. Meter todos los posibles hashtags existentes o inventarse 25 hashtags para el contenido ni ayuda ni genera una buena imagen. Como recuerdan en el análisis, el exceso de hashtags solo hará que uno parezca un spammer o desperado por lograr que alguien le haga caso.

No hablar de todo lo que esté de moda

Puede que todo el mundo esté hablando de gatos, de Juego de Tronos, de aguacates o de cualquier otro tema de moda, pero eso no implica que la marca o la empresa tenga que hacerlo también en todo momento. Aprovechar los temas de moda puede funcionar para entrar en las conversaciones o para conectar con potenciales seguidores (siempre que se haga bien) pero es necesario hacerlo con discernimiento. Antes de hablar de un tema pregúntate si realmente merece la pena y si realmente encajará con tu audiencia.

Todos los perfiles sociales publican los mismo

Mantener activas las diferentes redes sociales es un trabajo ingente y que muchas veces acaba convergiendo. Un tema puede ser relevante tanto en una como en otra red social, pero hay que tener cuidado. Como recuerdan en el análisis, no se debe repetir en todos los perfiles el mismo contenido. Cada red social requiere contenidos diferentes que se ajusten a sus audiencias y sus necesidades.

No responder a la audiencia

Si tus seguidores te hablan, debes hablarles también a ellos. Responder a tu audiencia es crucial para que las redes sociales sean lo que deben ser: una conversación con dos interlocutores. No se trata solo de hablar de lo geniales que somos, recuerdan, sino más bien de establecer interacciones.

¡No hagas tu perfil corporativo privado!

Hace poco decidí seguir a un perfil de una cafetería cercana en Instagram. Le di al botón de seguir sin fijarme mucho y cuando ya había hecho clic me di cuenta de que era un perfil privado y que tendrían que autorizarme. ¿Qué sentido tiene para una compañía cerrar sus perfiles? No debe hacerse, recuerdan en el análisis, porque además genera una imagen muy negativa. ¿Es una marca o empresa demasiado vaga? ¿Tiene algo que ocultar? ¿Es que las redes sociales le dan demasiado igual? Y, sobre todo, si ya es difícil lograr seguidores de un modo normal, más lo es de este modo.

¡Gracias por seguirme!

Hace unos años era el descubrimiento del milenio: el mensaje de gracias por seguirme (automatizado además para que fuese inmediato) era una manera de hacer que el seguidor se sintiese especial. Hoy, tras su boom, es una cuestión quemada y más que quemada que hace que los seguidores sientan que son tratados de forma impersonal y por un robot. Cuando además se hace de forma pública (como esas empresas que agradecen con un tuit a sus nuevos seguidores) tiene todavía más el aspecto de ser spam y es más molesto.

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