Artículo Social Media Marketing

Los social media marketers también sufren del pánico a la hoja en blanco

No suele hablarse de ello cuando se analizan los elementos de tensión en el social media marketing, pero es un problema que puede lastrar el trabajo

Por Redacción - 20 Octubre 2017

Uno de los temas favoritos que se tratan cuando se habla con escritores o sobre escritores es el bloqueo de escritor. Es ese momento en el que el autor se queda bloqueado y no consigue seguir avanzar. No se le ocurre nada más y no sabe qué más contar. Es el también conocido como síndrome de la página en blanco. La cuestión es muy frustrante y un tanto perniciosa, ya que acaba enquistándose como una especie de mal en el que el propio bloqueo crea más bloqueo. Para el pobre escritor afectado, la presión por intentar sobrellevar el horror a la página en blanco acaba generando más presión y acaba haciendo que las cosas sean todavía peores.

Pero lo cierto es que el problema del bloqueo del escritor o el miedo a la página en blanco no solo afecta a los escritores. Por supuesto, periodistas y otros profesionales de la palabra escrita sufren muchas veces del mismo mal y lo mismo le ocurre a los marketeros. El problema no es solo algo que afecta a quienes hacen marketing de contenidos, sino que es también un serio problema cuando se hace social media marketing, aunque se suela olvidar la cuestión cuando se habla de los problemas a la hora de gestionar redes sociales.

Sería quizás mejor llamarlo el miedo a no tener nada que publicar, algo que además ocurre de forma mucho más recurrente cuando lo que se gestiona es la presencia en redes sociales de una marca muy pequeña o de una marca muy de nicho. Cuando es algo tan específico y tan concreto que lo que se puede contar es muy limitado o las fuentes de contenido se reducen a un par de medios, la tensión por tener siempre algo nuevo que decir es incluso mayor (y la probabilidad de no encontrar realmente nada es superior). O, como me explicaba una community manager, ante algunas cuentas es inevitable sentir tensión ante el qué se va decir y cómo se va a llenar la programación de contenidos.

A eso se suma que la propia naturaleza del trabajo hace que la presión sea todavía mayor. Uno tiene que ser siempre creativo, divertido y fresco, lo que hace que muchas veces se olvide que ser creativo, divertido y fresco todo el tiempo es muy complicado. Encontrar qué decir del modo en el que se quiere decir es una de las dificultades a mayores del trabajo.

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