Una de las primeras lecciones que aprenden quienes tienen que gestionar los perfiles de alguna marca en Instagram es que, si quieren triunfar de forma rápida y lograr unas buenas cifras en lo que a engagement se refiere, tienen que publicar una foto de alguna mascota. De hecho, y por perfilar mejor las cosas, la clave para el éxito parece el poner un gato y etiquetar con #catsofinstagram. Si tiene un gato, tendrá bastantes me gusta.
Los animales logran bastante éxito en redes sociales y consiguen conectar muy bien con las audiencias. Posiblemente, la clave de su éxito está en su propia naturaleza. Son monos, son achuchables y son encantadores, sin gran potencial para despertar sentimientos negativos. La audiencia los ve como adorables.
Y si meter un animal en tu perfil suele hacer que se disparen las cosas en términos de engagement, tener un perfil de tu mascota tiene un potencial para que funcione todavía mejor. De hecho, se podría decir que en los últimos tiempos se está asistiendo a una especie de nueva revolución. Está apareciendo en internet la estrella de las redes sociales… pero en animal.
Perfiles de gatos y de perros se están convirtiendo en estrellas, con una amplia lista de seguidores y con muy buena recepción entre ellos. Y, ante una audiencia tan interesada, por supuesto también aparece el creciente interés de las marcas y de las empresas, que quieren que sus productos y sus marcas aparezcan en esos escenarios.
Las cifras de los pet influencers
De este modo, en los últimos tiempos han nacido los pet influencers. Son mascotas famosas en redes sociales (sobre todo Instagram) que ya hace un año se cotizaban a entre 2.000 y 3.500 dólares el post patrocinado. Según otra estadística un poco más reciente, en cuanto una mascota cruza el umbral de los 100.000 seguidores ya puede exigir unos 2.000 dólares por product placement en sus fotos.
Para las marcas y empresas, las ventajas de estas mascotas estrellas son las de que son más baratos que un influencer humano y además tienen menos riesgos. Como apuntaba un experto cuando empezó todo este boom, un humano se puede salir del mensaje de marca, pero un perro siempre estará dentro del mismo.
Y, en el rizar el rizo de la tendencia (y como suele ocurrir cuando pasan ciertas cosas en redes sociales), ya están apareciendo los primeros social petworking coachs, como apuntan en Business Insider.
El perfil del social petworking coach
¿Es la nueva profesión emergente en las redes sociales? Por ahora es una rareza, pero teniendo en cuenta el dinero que mueve la industria y el creciente interés por el pet influencer no parece nada raro que esto pueda ir más allá. Una agencia de Londres (agencia especializada en pets influencers, porque de esas ya lleva un tiempo habiendo) acaba de abrir una oferta de trabajo en la que busca un entrador de mascotas para redes sociales, o en inglés - que suena mejor - un social petworking coach.
Puede parecer una especie de golpe de efecto viral, pero sin embargo las obligaciones que tendrá este profesional dicen mucho del mercado de los influencers y de las mascotas estrellas de las redes sociales. El social petworking coach tendrá que crear webinars para dueños de mascotas, funcionar como un consultor para pet influencers y hacer tareas de mentoring para aquellos que quieran convertirse en la nueva estrella de las redes sociales (o mejor dicho sus dueños).
Por supuesto, esta profesión de nuevo cuño también está muy ligada a la propia realidad del mercado. Como apunta la agencia que ha lanzado la búsqueda del perfil, Petlandia, el mundo de los pet influencers es cada vez más competitivo. Mover los hilos detrás - podemos concluir- requiere por tanto más exigencias.
