Atentos a las noticias que iban surgiendo día a día y a las medidas que marcaban las autoridades, durante la cuarentena vivida por la crisis de la COVID-19 fueron los propios influencers los que animaban a sus seguidores a quedarse en casa. Se convirtieron en un actor clave para concienciar a la población. De hecho, redes sociales como Instagram o Twitter vieron un aumento del 55% en los usuarios de estas plataformas durante ese periodo. Es decir, se volvieron una herramienta esencial para difundir información, generar lazos entre personas y combatir la distancia social a partir de la pantalla del teléfono.
Asimismo, esta pandemia también nos ha ayudado a ver el lado más solidario de estos perfiles. Una de las influencers a nivel mundial que mostró su lado más solidario fue la italiana Chiara Ferragani que consiguió recaudar más de 4 millones de euros para la activación de una nueva terapia en el Hospital San Raffaele de Milán. A nivel español, también encontramos rostros como los de Dulceida y Alba Paul que recaudaron dinero para ayudar a hospitales de Madrid y Barcelona a través de la campaña #SOMOSUNO.
Por su parte, las marcas también vieron afectadas sus campañas y estrategias de publicidad por la crisis sanitaria. Una de las consecuencias de este cambio repentino repercutió en su relación con los y las influencers, que se vieron reforzados como una herramienta de marketing para llegar los grupos de interés en tiempos de confinamiento. La necesidad de seguir conectados hacía que aumentaran las interacciones con estos perfiles y, en consecuencia, su engagement. Por ejemplo, durante las dos primeras semanas de marzo, el Engagement del hashtag #ad aumentó más de un 75%. Una de las instituciones que se puso en contacto con ellos fue el Ministerio de Sanidad para concienciar a los y las jóvenes de su importante papel en esos difíciles momentos.
La estrategia de estos personajes también cambió y se adaptó a las circunstancias. El papel de la mayoría de influencers fue claro desde un primer momento, entretener y concienciar a sus seguidores de la importancia de quedarse en casa por la salud de todos. Dejamos de ver perfiles llenos de outfits con las últimas tendencias o la vida social a actividades de ocio en casa, recomendaciones de gestión del tiempo, ideas con recetas de cocina o tips saludables y para hacer ejercicios en el hogar.
Como en muchos otros ámbitos, el sector del marketing a través de influencers también cambiará a raíz de la crisis de la COVID-19. Las marcas nacionales e internacionales tendrán que adaptarse para seguir en contacto con su target y atender a sus nuevas necesidades. Según apunta un estudio de HypeAuditor, la facturación anual del sector del marketing de influencers en Instagram, por ejemplo, se mantendrá en los 5.000 millones, igual que en 2019. Aún así, el mundo se verá envuelto en una crisis económica y social que puede hacer que caigan los presupuestos, que los y las influencers más pequeños tengan dificultades con sus canales o que los de mayor alcance tengan que reducir sus tarifas.
En conclusión, la crisis sanitaria de la COVID-19 ha hecho que cambie el mundo tal y como lo conocíamos. Los y las influencers cambiaron su estrategia, apostando por sacar a relucir su lado más solidario. No fueron los únicos que vieron modificada su forma de trabajar, ya que las marcas tuvieron que idear nuevas estrategias y proyectos para ajustarse al nuevo paradigma. Veremos qué nos depara el futuro, en esta nueva normalidad en la que vivimos. Lo que está claro es nuestro instinto de adaptación y supervivencia, en este y en todos los aspectos de la vida, que siempre nos hace mirar hacia adelante.