Por Redacción - 31 Mayo 2022
La entrada en vigor de la Ley General para Defensa de los Consumidores y la Ley de Competencia Desleal el pasado sábado ha cambiado unas cuantas cosas en el universo del marketing y la publicidad digitales. La normativa ha añadido un nuevo nivel de responsabilidad en lo que ocurre en internet, haciendo que los comentarios falsos se muevan ahora en la ilegalidad. Si las compañías permiten que las falsas reseñas aparezcan sin identificar como tales, se enfrentarán a serios problemas legales.
Pero la normativa no solo cambia las responsabilidades sobre las reviews falsas, sino que también crea un marco más exigente para los influencers. Publicar sin dejar claro a los seguidores que lo que se está viendo es un anuncio es ya desde este sábado un comportamiento ilegal con consecuencias claras.
¿Qué es lo que cambia? La nueva normativa evidencia que los influencers deben poner un aviso claro de que esa actualización es publicidad, que le han pagado por hablar de ello. Hasta ahora, los influencers se han movido en una especie de tierra de nadie, puesto que se quedaban al margen de las leyes que regulan la publicidad de los medios al no ser medios de comunicación tradicionales.
Algunos códigos de autorregulación y algunos avisos de organismos reguladores han ido marcando el camino en los últimos años y recordando que se debe incluir el aviso de que aquello es publicidad. Sin embargo, en el mercado influencer, no ver identificada la publicidad como tal era - y es - bastante habitual.
"Se considerará desleal el acto de incluir como mera información una comunicación pagada por un empresario", explica a ABC Marta Valls, de Marimón Abogados. De hecho, la norma no indica de forma clara quién es el responsable de la infracción. ¿Lo es el influencer? (como interpreta la abogada con la que ha hablado el periódico) ¿O lo puede llegar a ser la propia marca que ha hecho esa campaña? "Nosotros ya hemos recomendado a nuestros clientes que incluyan una cláusula en los contratos en la que, de forma expresa, obligue a los 'influencers' a etiquetar el 'post' como publicidad", señala Valls al mismo diario.
La penalización puede ser leve o puede no serlo, todo depende de la gravedad de la infracción cometida. La multa podría empezar en los 150 euros, pero puede acabar en el millón.
Más allá del cambio normativo, tampoco hay que olvidar que los consumidores se han vuelto mucho más exigentes y mucho más críticos con este tipo de comportamientos. Los propios internautas se han vuelto una voz cada vez más crítica y son quienes muchas veces ya afean a los propios influencers por publicar contenidos publicitarios sin identificarlos como tales. Además, cada vez son más hábiles a la hora de diferenciar la publicidad de lo que no lo es, lo que lleva a que sean más capaces de percibir la trampa y criticarla.