Las rebajas ya están aquí y con ellas el siguiente diálogo (con ligeras variaciones) se va a repetir millones de veces en las cajas registradoras de los comercios, restaurantes y pequeños negocios de España:
- ¿Le interesa nuestra tarjeta de cliente? Tiene un 10% de descuento y es totalmente gratuita.
- No, gracias.
Toma. Un cliente acaba de comprar algo, le regalan una tarjetita con un descuento y aún así,no la quiere. ¿Acaso está mal de la cabeza? En absoluto. Puede haber varias razones. Oigamos al hipotético cliente:
Y sin duda, mi favorita:
"¿Acaso no tienes un ordernador? ¿Para qué quieres darme una tarjeta si tu registradora recuerda perfectamente cuándo he estado aquí, qué he comprado y cuánto me he gastado con mi tarjeta de crédito?Si realmente quisieras ofrecerme algo, ya lo habrías hecho."
La fidelización consiste, básicamente, en ofrecer estímulos al cliente para que vuelva a nuestro negocio. En los tiempos que corren, la tarjeta no está a la altura. Es un resto del pasado en el que las cosas se hacían de una manera que ahora está obsoleta. El cliente está cada vez más acostumbrado a una experiencia individual, está cada vez más conectado y conoce perfectamente las posibilidades que la tecnología ofrece.
Estamos en pleno siglo XXI, la edad de la información en la que navegamos un caudal exponencialmente creciente de datos, con ordenadores potentísimos en nuestros teléfonos móviles, GPS, tarjetas de crédito, redes sociales con cientos de datos sobre nuestros gustos? Estamos acostumbrados a transacciones instantáneas y a emplear cada vez menos tiempo en cualquier tarea,¿y lo mejor que se nos ocurre ofrecer a un cliente para fidelizarlo es un trozo de cartón con su nombre, para acceder al cual tiene que rellenar un formulario?
Es el momento deinnovar y mejorar nuestras prácticas, aquí van unas cuantas ideas
¿Qué otras ideas se te ocurren a ti?