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Por qué el rojo es el “color del amor” y por qué importa a los marketeros en febrero

El tono es el que domina la campaña de ventas de San Valentín 

Por Redacción - 6 Febrero 2023

Febrero es el mes de San Valentín y en el que los marketeros ponen todo en el asador para intentar vender toda clase de productos conectados con la celebración. La inflación no va a acabar con San Valentín este año y se espera que las cifras de gasto sean interesantes para las marcas. De hecho, este año se espera que se compre bastante desde el móvil, como apuntan desde Adsmovil partiendo de datos de Digital Turbine. Según sus cifras, el 70% de los españoles prevé comprar algo y el 66% tiene en el móvil su opción favorita para buscar ese regalo.

Pero sea en móvil, sea en ordenador, sea en tienda, lo que está claro es que allá donde vayan los consumidores se encontrarán con cosas rojas. El rojo es el “color del amor” y es el tono que invade creatividades, puntos de venta, packaging y todos los elementos imaginables por las marcas durante los inicios de febrero.

Para los marketeros apostar por el rojo parece lógico, casi esperable, pero más allá de ser una decisión casi innata, tiene detrás unas cuantas explicaciones sobre significados culturales de los colores y los valores que los consumidores rápidamente asocian a ellos.

¿Qué es lo que lleva a que el rojo sea estas semanas el color ubicuo y por qué vende tanto en términos amorosos? El color rojo es uno de los favoritos en marketing por múltiples razones. Llama la atención, destaca sobre los demás y suele ser un color que gusta.

Además, está vinculados a muchos significados, uno de ellos es el del amor y la pasión. La propia tradición de años y más años de San Valentín lo ha codificado como el tono de la fiesta y el color por excelencia de las proclamas amorosas, incluso si en los últimos años han emergido otras tonalidades (por ejemplo, en la venta de flores) como colores emergentes.

Más atractivas en rojo

Aun así, el poder del color rojo en términos amorosos sigue siendo bastante incuestionable.

Un estudio de hace unos años de investigadores de la Universidad de Rochester descubrió que el atractivo de las personas cambiaba si se incluía en la ecuación el color rojo. Para ello, observaron cómo se comportaban los sujetos de muestra –estudiantes universitarios que rondaban la veintena– y cómo lo hacía su percepción.

La conclusión que extrajeron fue que a los hombres les resultan más atractivas las mujeres cuando van vestidas de rojo o están rodeadas de elementos de ese color. Curiosamente, no funcionaba a la inversa: el color rojo no hacía que las mujeres sintiesen que los hombres fuesen más atractivos.

¿Por qué ocurría esto? ¿Era una suerte de efecto neurocientífico? En realidad, los investigadores apuntaban que la clave para entender por qué a los hombres les atraían más aquellas mujeres de rojo estaban en los elementos culturales. El rojo lleva siglos vinculándose con el amor, la pasión y el deseo, así que se ha asentado como una suerte de patrón. Por tanto, no es que el color rojo afecte por si mismo, sino por lo que el subconsciente de esos hombres está leyendo cuando ve la tonalidad presente en ese contexto.

En cierto modo, es también lo que hará que cuando se crucen con productos rojos en tiendas y marcas los elijan como elemento para celebrar San Valentín. Son los productos que conectarán con el amor.

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