Artículo Marketing

Secretos del Neuromarketing: una sonrisa genera grandes efectos en la mente del consumidor

Las sonrisas no solo hacen que el consumidor sienta más confianza en su interlocutor, sino que además puede hacerle gastar más dinero.

Por Redacción - 5 Junio 2015

Las empresas están centradas en conseguir lograr la mejor impresión posible sobre sus potenciales clientes. Vender es cada vez más difícil y mantener la atención de los consumidores, su fidelidad y su relación con la marca es cada día que pasa un paso más complicado. Los consumidores son más exigentes, las ofertas cada vez más variadas y los trucos a los que puede echar mano la competencia más variados y más efectivos, lo que hace que las empresas tengan que enfrentarse cada vez más para conseguir mantener a su masa de consumidores. Y uno de los puntos en los que cada vez están centrándose cada vez más las compañías es en el de emplear no solo cuestiones obvias o "tradicionales" en su aproximación a los consumidores sino también en el de emplear recursos y técnicas novedosas para llegar hasta ellos.

Y una de esas técnicas novedosas que permiten entender a los consumidores y seducirlos es el neuromarketing. El neuromarketing se centra en entender cómo funciona el cerebro de los consumidores y darle así, por tanto, los estímulos más adecuados para conseguir convencerlos de que se hagan con un producto, de que confíen en una marca o de que se mantengan fieles a una compañía.

El neuromarketing tiene además múltiples aplicaciones y se ha usado en diferentes y muy variopintos espacios para conseguir convencer a los consumidores. Puede emplearse desde el packaging del producto, hasta en la presentación de los mismos en la web de la compañía hasta en el punto de venta (un terreno, por otra parte, en el que parece más complicado que nunca mantener la atención del consumidor). Los recursos de neuromarketing en el punto (físico) de venta suelen apelar a nuestros sentidos, nuestras emociones y, además, a las relaciones interpersonales. Porque no solo usar los colores adecuados o los olores que nos seducen como compradores puede ayudar a las empresas a seducir a los consumidores, también pueden echar mano de elementos más concretos y más personales que aumentarán la confianza del consumidor y le harán más próximo a la marca.

Como, por ejemplo, la sonrisa. Sonreír, como hacían los dependientes de las tiendas de toda la vida (porque no hay nada mejor que atender al consumidor con una sonrisa), no solo tiene un efecto en lo que a buenos modales se refiere. También tiene un efecto directo sobre el cerebro del consumidor y sobre la percepción que tiene de la marca.

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