Artículo Marketing

El amor y la fidelidad del cliente y el consumidor no se compran con dinero

Para las marcas y para las empresas, solo el dinero no sirve para compra la felicidad, el amor y la fidelidad del consumidor

Por Redacción - 26 Abril 2016

Posiblemente en más de una ocasión uno haya escuchado a alguien recordar que el dinero no lo compra todo y que por ello hay cuestiones por las que uno debe sentirse agradecido (aunque no esté nadando en la fortuna). Así, el dinero no compra la salud ni tampoco el amor. Sobre este último punto, existen tantas novelas y películas que muestran como sus protagonistas se esfuerzan por diferenciar el amor verdadero de aquel que llega marcado por el dinero que encontrar un ejemplo no es nada complicado. Uno solo tiene que pasearse por cualquier librería o por cualquier parrilla de contenidos audiovisuales para lograrlo. El dinero tampoco compra, por cierto, la felicidad y nadar en millones no garantiza que se logrará acceder a ella.

Toda esta charla sobre emociones y dinero tiene una explicación y está bastante más ligada a lo que las marcas hacen o pueden conseguir de lo que pueda parecer. Porque en realidad las mismas lecciones se pueden aplicar a ellas. Para las marcas y para las empresas, el dinero no sirve para compra la felicidad, el amor y la fidelidad del consumidor y, por ello, deben de esforzarse por comprender qué es lo que realmente puede lograrlo y cómo deben crear los lazos necesarios para lograr establecer las relaciones con los consumidores que empujarán a ello. Y, sí, puede que estemos hablando de empresas y de relaciones de marca, de cuestiones que parecen muy ligadas directamente a lo monetario, pero el dinero sigue siendo un invitado no realmente eficiente a la hora de dinamizar esta fiesta.

De hecho, y como recuerdan en un análisis que se acaba de publicar en The Huffintong Post, a pesar de todo lo que pueda parecer, el dinero tampoco puede comprar un me gusta. Puede que la red esté llena de quienes venden seguidores en redes sociales o llaves para conseguirlos de forma masiva, sin que a la empresa le cueste mucho esfuerzo, mucho trabajo y muchas horas de gestión de contenidos y de actividad en redes sociales. A pesar de todo ello, y a pesar de todas esas promesas, un "me gusta de verdad" (y uno por tanto que tenga valor para la marca) no se puede comprar.

Más allá de la sabiduría popular, lo cierto es que para comprender cómo este hecho y esta dinámica está modificando la estrategia de las marcas y cómo afectará a las actividades de las mismas, existen unos cuantos puntos que están afectando a la estrategia de las compañías y que hacen que sea todavía más importante tener en cuenta estas cuestiones. Como apuntan en el análisis, ahora mismo existen una suerte de cuatro fuerzas tectónicas que están modificando la estrategia de marketing de las empresas y que les están obligando a cambiar de actividad y a modificar cómo intentan llegar a los consumidores.

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