Por Redacción - 10 Agosto 2016
Los estudios han ido demostrando a lo largo de los años que la relación entre los consumidores y los productos que compran es mucho más compleja de lo que puede parecer y está marcada por muchos más elementos irracionales de los que, a primera vista, se pueda imaginar. Comprar es algo que los consumidores hacen por muchas y muy variadas razones y muchas de esas razones detrás de las decisiones de compra están muy relacionadas con elementos que se escapan de lo que podemos realmente procesar. Es decir, a pesar de que racionalicemos por qué nos hacemos con un producto, en realidad, lo estamos comprando por razones que van mucho más allá de lo racional. Es un impulso, un elemento subjetivo, una cuestión ampliamente emocional.
Y, para establecer esos vínculos emocionales con los productos y con los elementos que los conforman y los caracterizan, entran en juego, en realidad, muchas cuestiones y muchos elementos y uno de ellos, uno que los estudios de neurociencia y de psicología han ido demostrando que son cada vez más importantes, son los colores. Los colores son un elemento crucial porque tienen un impacto directo en la percepción emocional que tenemos de las cosas y, por tanto, en los vínculos emocionales que se establecen con marcas y con productos.
El poder de los colores a la hora de establecer vínculos emocionales con las cosas es muy fuerte, tanto que pueden hacer que se cambie el modo en el que se procesan significados e informaciones para hacer que se vean de un modo completamente distinto. Un claro ejemplo de esta realidad es el modo en el que los colores hacen que se vea de un modo completamente diferente información totalmente racional. Es decir, los receptores ven información estadística de un modo diferente según el color que se emplea para mostrar esos datos.
Así lo demostró un estudio realizado por investigadores de la canadiense Simon Fraser University. Los investigadores analizaron cómo reaccionaban los receptores ante gráficas de información según los colores que se usaban en las gráficas. Ciertos colores se emplean para generar ciertos sentimientos. Los colores oscuros se asocian a datos negativos y los colores más animados para informaciones más divertidas. De este modo, según el modo en el que la gráfica se presenta, la información se procesa a un nivel subconsciente de forma completamente diferente. Por ello, a la hora de demostrar un argumento, hay que escoger un color frente a otro si lo que se quiere es destacar un punto de posicionamiento frente a otro.
Que esto ocurra con las gráficas de información y con las estadísticas no es un punto más para demostrar a las marcas la importancia de saber escoger los colores. Los colores ayudan a establecer mensajes e ideas sin que haya que desarrollarlas.
Cruzar un color adecuado con un packaging efectivo, por ejemplo, ayuda a las marcas a hacer que destaquen ciertas características de sus productos frente a otras. El significado de los colores es de hecho variado. El rojo transmite emociones de aventura y peligro, el rosa emociones de delicadeza y romanticismo, el amarillo felicidad y calidez, el naranja alegría y juventud y el verde valores asociados a la naturaleza. Usando el color más adecuado, se reforzará el potencial mensaje a lanzar y se creará un vínculo emocional mucho más fuerte entre el producto y el consumidor.
Los colores ayudan a potenciar las características destacables del producto y son un elemento que enfatiza aquellas cuestiones más específicas, más destacas. Son lo que hace que se hable de eso que se quiere hablar sin tener que decirlo con palabras.
Pero el efecto que el color tiene sobre las emociones del consumidor no se limita únicamente a los vínculos emocionales que se establecen entre el producto y el comprador potencial, sino que también van mucho más allá.
Los colores nos afectan de un modo mucho más amplio y mucho más complejo y tienen un efecto directo sobre el estado de ánimo y las emociones que se sienten, lo que explica que, por ejemplo, ciertas tiendas y ciertos espacios usen ciertas paletas de colores. De hecho, hay quienes ya están empleando ciertos colores en los hospitales para hacer que los enfermos estén mucho más felices y por tanto sean mucho más positivos.
Los estudios han demostrado que el color tiene una poderosa influencia en las emociones, el estado de ánimo y el estado mental. Los colores impactan en nuestros sentimientos y ayudan a sentirse mejor (o peor, todo depende del color que se esté percibiendo). Además, el color y las emociones es un lenguaje que interiorizamos muy rápido. Los niños de preescolar ya son capaces de asociar ciertos colores a ciertas emociones.