Por Redacción - 9 Septiembre 2016

Los millennials son uno de los grandes quebraderos de cabeza para las marcas, uno de esos puntos en los que sus responsables tienen que enfrentarse a un difícil proceso de toma de decisiones. Las cosas que hacían hasta ese momento y que tan buenos resultados les han estado dando con otros grupos demográficos han dejado de servirles y no funcionan con estos nuevos consumidores, al tiempo que se ven arrastrados por estos jóvenes y nuevos compradores que piden realidades completamente distintas a las marcas y que esperan que estas les ofrezcan cosas completamente distintas.

Las cosas no son además exactamente iguales en todos los sectores y en todos los escenarios. Las marcas de ciertos sectores han tenido mucho más complicado el comulgar de nuevo con los consumidores (cuando los consumidores cambian de franja de edad y se convierten en millennials) y, por tanto, mucho más difícil el seguir manteniendo ratios de éxito. Para ellos, los cambios en las pautas de consumo son mucho más acelerados o mucho más totales y los consumidores empiezan a comportarse de un modo tan totalmente distinto que se ven obligadas a reinventar el cómo son y lo que hacen para poder seguir conectando con esos potenciales compradores.

Para comprender cómo los cambios pueden poner en tela de juicio la realidad de las empresas y para estudiar cómo el ser capaz de cambiar la respuesta, no hay más que mirar a lo que la industria turística ha estado haciendo. La industria turística es una de las que ha visto en los últimos tiempos cómo los cambios en los hábitos de consumo por parte de los jóvenes hacían más y más difícil el mantenerse conectado con ellos.

¿Qué cambió para la industria del turismo? Prácticamente todo. Los jóvenes abandonaron por completo los canales tradicionales de compra que manejaba esa industria, al tiempo que saltaron a nuevos formatos de consumo que no solo eran nuevos para la industria, sino que además le eran completamente ajenos. El couchsurfing (el dormir en el sofá de una casa ajena) fue una de esas primeras cosas que aparecieron, pero que fueron minoritarias y que no tuvieron un impacto tan directo sobre la línea de flotación de la industria. Sin embargo, era una muestra de lo que vendría después y la demostración de la esencia de lo que los millennials iban a querer consumir. Por un lado, no quieren ese escenario hipercontrolado de los viajes de touroperadores que triunfaban en el pasado. Por otro, no solo han entrado en una dinámica en la que los precios bajos (para algunas cosas) son muy importantes sino también en una en la que el cómo y dónde se consume ha cambiado. La palabra clave es economía colaborativa. Los consumidores millennials están llevando el consumo a otros escenarios, como por ejemplo plataformas como Airbnb.

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