Por Redacción - 2 Enero 2017
Uno de los elementos que se repiten a principios de todos los años son los propósitos de Año Nuevo. Cuando se cambia de año, todos nos llenamos de grandes promesas y de grandes planes para cambiar nuestra vida y todo empezamos a pensar en todo lo que vamos a hacer y que deberíamos haber estado haciendo ya. Es el momento de apuntarse al gimnasio, de empezar a estudiar un idioma, de hacer vida más sana o de leer más. En realidad, lo que los propósitos de Año Nuevo ayudan a hacer es detectar en qué estamos fallando y qué debemos hacer para mejorar nuestro día a día.
Y por ello los propósitos de Año Nuevo no deben quedarse únicamente en los planes de mejora personales, sino que son también una gran oportunidad para detectar aquellas cosas que fallan en muchos más escenarios y trabajar para cambiarlo. Por ello, hemos hecho unos propósitos de Año Nuevo que deberían suscribir las marcas.
Una de las grandes quejas de los consumidores es que la publicidad es especialmente molesta. La aparición y la popularización de la red no ha hecho más que acentuar el problema y hacer a los consumidores mucho más conscientes del mismo. Además, y como se ha visto claramente durante el año que acaba de terminar, los consumidores no son solo cada vez más conscientes del problema y del impacto que tiene en su día a día sino que están cada vez más decididos a encontrar una solución, aunque sea usando sus propios recursos para ello.
El boom de los adblockers no ha hecho más que demostrar esta nueva realidad y que cambiar, por tanto, el cómo se organizan las cosas y el cómo se tienen que responder a ellas. Las marcas ya no pueden seguirse jugando el llegar o no llegar a los consumidores y, sobre todo, el cómo serán percibidos por estos, echando mano de una publicidad que resulta molesta, poco agradable y que los consumidores quieren evitar. A las marcas (y a los medios de comunicación) no les quedará más remedio que encontrar nuevas vías.
En el fondo, todo lo que se debe exigir a las marcas para cumplir el punto primero es, en realidad, el darle mucha más importancia a los consumidores y a sus necesidades. Las marcas tienen que poner al consumidor en el epicentro de su estrategia y necesitan hacerlo más que nunca. No se puede procrastinar en este terreno y no se puede dejar para mañana esta idea, ya que lo cierto es que los consumidores dan cada vez menos oportunidades a las marcas en este terreno y obligan a las compañías a trabajar mucho más en este escenario. Los consumidores quieren que las marcas se preocupen por ellos y que les hagan la vida mucho más cómoda, lo que les obliga a posicionarse en ese terreno y a trabajar para hacer que el consumidor sienta que es realmente importante.
Y todo ello les obligará a conocer mejor al consumidor y a ser mucho más conscientes de lo que este necesita y busca. En realidad, este punto es además fundamental, ya que muchos elementos de la estrategia de las marcas dependen de lo que se haga en este terreno. En un mundo cada vez más competitivo, la clave está cada vez más en los servicios personalizados, en los mensajes que hablan de tú al consumidor, y las marcas no tienen más remedio que trabajar en ello y que intentar posicionarse en ese escenario.
Si algo han aprendido las marcas de 2016 y si algo ha quedado claro como elemento muy importante que deben tener siempre en cuenta es que, en los últimos tiempos, se han convertido en, en cierto modo, esclavas de las decisiones que otros toman. Uno de los grandes ejemplos es Facebook: la red social ha ido cambiando una y otra vez sus normas y sus decisiones y, de ese modo, ha ido penalizando a las marcas y a los medios que, hasta ese momento, habían dependido de forma notable de ellos para posicionarse en el mercado y para llegar a los consumidores. Facebook se había convertido en una gran fuente de tráfico y todo el mundo estaba apostando fuertemente por ellos, lo que ha hecho que cuando las cosas cambiaron el golpe fuese mucho más duro.
Por ello, uno de los grandes propósitos para 2017 tiene que ser el de encontrar una alternativa, el encontrar una manera de posicionarse sin ser tan dependientes de lo que otros están decidiendo.
Las marcas están viviendo una completa revolución en lo que deben hacer, lo que pueden hacer y lo que se les está quedado fuera. El mercado es cada vez más y más competitivo y las compañías tienen que trabajar de forma más y más decidida para posicionarse en ese mercado, al tiempo que necesitan cada vez más perfiles y más específicos para hacerlo. Las marcas tienen que abandonar las ideas de los años de la crisis y tienen que lanzarse a contratar. Tienen que asegurarse de que tienen el personal necesario y adecuado para conectar con los consumidores y para posicionarse en donde deben estar posicionadas.
Y, aunque parece que llevamos años hablando del móvil y de sus necesidades, lo cierto es que sigue entrando una y otra vez entre las cosas que las marcas deben hacer de cara a su futuro inminente, porque lo cierto es que, a pesar de todo, siguen sin haber hecho los deberes. El móvil se ha convertido en un elemento crucial para el futuro de las compañías y para conectar con los consumidores, quienes emplean cada vez más sus dispositivos para prácticamente cualquier cosa y cualquier actividad. Las marcas no tienen más remedio, por tanto, que intentar conectar con ellos en ese escenario y que intentar posicionase en el mismo, para lo que tienen que adaptar su actividad y sus acciones a lo que esta herramienta exige.