Por Redacción - 21 Marzo 2017
Los colores son un elemento crucial a la hora de dotar de significado a lo que las marcas y las empresas están haciendo de forma visual. Puede que a primera vista la cuestión parezca mucho menos importante o decisiva de lo que realmente es ya que, al final, ¿qué supone un color? Sin embargo, los colores son elementos cruciales, ya que tienen asociado un elevado peso informativo.
Los colores no son solo colores, sino que son también fuentes de información que quienes reciben ese impacto visual descodifican a un nivel subconsciente. La propia cultura ha asociado ciertos valores a ciertos colores y ha hecho que los asociemos rápidamente a ciertas cuestiones. Así, el negro es el color del luto, ya que se ha establecido así en los últimos siglos en la cultura occidental, aunque también es el color asociado a la elegancia, algo que posiblemente también tenga que ver con la historia y cómo este color dominaba ciertos guardarropas.
Otros colores se han ido asociando a valores como la pureza, como es el caso del blanco (quizás porque este era el color de los vestidos de novia..., aunque en realidad solo se usa en las bodas desde el siglo XIX cuando la reina Victoria lo puso de moda), o a lo femenino, como es el caso del rosa (algo igualmente discutible históricamente: de hecho, era el color de la ropa de niño hasta principios del siglo XX), por poner simplemente dos ejemplos más.
Todo este peso informativo se ha convertido en una suerte de lastre, de código que marca los colores y la interpretación que les damos. Esto hace que las marcas y las empresas tengan que tener mucho cuidado con cómo usan los colores y lo que estos están diciendo a los consumidores que los están viendo. Las compañías más exitosas, aquellas que tienen una imagen de marca más sólida y más eficientes, tienen casi todas una historia muy intensa en su relación con los colores. Esto es, no han empleado un color cualquiera en sus logos y en sus identidades corporativas sino que, incluso desde el primer momento, han vigilado mucho lo que han hecho y por qué lo han hecho. Google, por ejemplo, probó 41 tonos diferentes de azul hasta dar con el que mejor funcionaba en su logo. Puede parecer que entre muchos de esos diferentes tonos de azul no podía haber mucha diferencia y, sin embargo, marcaban seguramente los valores que los consumidores asociaban a la marca de un modo muy elevado.
El subtexto informativo de los colores es muy elevado, haciendo además que descodifiquemos lo que tenemos delante muy rápido. A eso se suma que los colores están ligados a posiciones emocionales, lo que hace que lo que los colores dicen no sea siempre información racional. Los colores despiertan en los receptores una cascada de sentimientos. Solo hay que pensar en el color verde para verlo: en cuanto se invita a alguien a pensar en el color verde, se desencadena todo un proceso de visualizar la naturaleza.
A esto se suma que cuando se ven las cosas de forma rápida, el color es lo que más destaca y por tanto lo que se está realmente procesando. Quizás por ello de los logos de marcas y empresas, el 80% de todo lo que el consumidor realmente ve y procesa es el color.
Por ello, escoger el color más adecuado para el logo de la marca o de la empresa es crucial y decisivo y puede marcar el fracaso o el éxito de lo que se está haciendo. El logo tiene que transmitir rápidamente la información que la firma busca dar al mundo y el color es la llave para hacerlo. Partiendo de un análisis que BusinessInsider ha hecho de dos decenas de grandes marcas, se pueden extraer ciertas conclusiones sobre cómo usan el color las marcas más importantes y populares.
Los colores dan mensajes diferentes en los distintos sectores en los que las marcas se mueven, lo que hace que no quede más remedio que ajustarse a lo que cada color significa en cada escenario.
Por ejemplo, en el mundo de la comida rápida el color favorito es el rojo, ya que tiene un efecto en el comportamiento de los consumidores en relación a la comida. El rojo es el color dominante en McDonald"s no solo porque destaque por encima de otros mensajes, sino también, explican, porque el color rojo estimula el hambre. No hay más que pensar en otras enseñas de comida rápida para verlo: BurgerKing, PizzaHut o Telepizza también lo usan como color central. Los colores que acompañan al rojo funcionan como una puesta en valor del mismo. McDonald"s usa el blanco y el amarillo, ya que potencian la percepción del rojo. Otras firmas de comida rápida que quieren vender como un añadido otros valores juegan con el color verde, como hace Subway. Con ello quieren potenciar la idea de que lo que venden es fresco.
En el caso de las aerolíneas, se podría decir que el azul es uno de los colores dominantes. Casi todas usan colores azules en sus logos, colores corporativos y uniformes de sus trabajadores. El azul transmite confianza, hace que los consumidores sientan que se pueden fiar de la firma en cuestión. Son azules British Airways o Lufthansa, por poner dos ejemplos. También es azul Nokia, aunque no es una aerolínea, y lo es porque también buscaba trasmitir esos valores.
El negro cambia su significado según el mercado en el que opere. En tecnología, suele ser visto como una marca de seguridad y fortaleza (Qualcomm, por ejemplo, fabricante de hardware para firmas de smartphones usa el negro), mientras que en moda es signo de elegancia, sofisticación y alto standing. Chanel, entre otras firmas de lujo, juega con el negro en su logo.
El azul es empleado por firmas farmacéuticas y por firmas de automoción, que se mueven en terrenos diferentes aunque juegan con valores similares. El azul transmite limpieza, salud, consistencia y fiabilidad.
Por su parte, el naranja es un color que se asocia a lo extrovertido y a la confianza. Lo usa la firma de lujo Hermes, que ha sabido jugar con el color y sus valores a pesar de que su uso del mismo es bastante accidental. Empezaron a usarlo cuando tras la II Guerra Mundial el único papel disponible para su packaging era el naranja.