Que el marketing es la disciplina que mueve el mundo, no solo de la empresa, no lo discute casi nadie. Que ese marketing exento de compromiso es un arma peligrosa y no una herramienta, tampoco. Que la empresa y la sociedad necesita de un marketing y de profesionales con ciertos valores sociales, una premisa para que vivamos mejor. Esto es exigible al marketing y a quien los practica hoy en día…
Recuerdo que hace muchos años cuando me empezaba a interesar por el marketing, la primera definición que me encontré y que trataba de describirlo era: "herramientas que tiene como objetivo vender más en la empresa". Reconozco que aquella primera aproximación me despertó ciertos recelos y por qué no decirlo, aparecieron ciertos miedos con respecto aquello que me interesaba. Ese miedo o recelo provenía de que, si el marketing era una herramienta para vender, bajo ese paraguas se podrían hacer todo tipo de actuaciones para conseguir el fin y no todos respetables, como podían ser la mentira, la media verdad, el centrarse en la venta y no en quién compra, en maquillar para engañar, en fin… Después, con la experiencia profesional y el paso de los años, he confirmado, desgraciadamente, con muchos profesionales y empresas, que eso miedos y recelos tenían sentido, pero también he constatado que la evolución del marketing siempre ha ido hacia el sentido de generar una mejor vida para los clientes y la sociedad, y que la mentira en esta disciplina se paga caro y con el desprecio y huida del cliente, con lo que la venta en este caso se convierte en solo un anhelo y no una realidad. Es por ello que no hace mucho escribí, porque así lo creo y defiendo, que el marketing ha de ser lo que parece.
En estos años el marketing ha evolucionado mucho y bien. Probablemente en cuanto aquella definición que me encontré de un reputado profesional del marketing no queda casi nada entre los profesionales y empresas serias de esta disciplina. Y esto es asi porque se sabe que marketing, quién lo utilice solo como herramienta (y no como modelo de trabajo en la empresa) se equivoca y probablemente no sea capaz de rentabilizarlo en cuanto a resultados en ventas, ni reputación, ni marca, ni incluso impacto, etc… no solo en dinero, pero además si lo utiliza solo con la obsesión y propósito de vender más, tampoco creo que el marketing le aporte o cumpla sus expectativas, pues son tantas las variables que se han añadido a la decisión de compra en el cliente (imagen de marca, emociones, experiencias vividas, ubicación, grupo de pertenencia, prescripción, etc….) que hacer un marketing que solo pretenda llamar a la acción de comprar es insuficiente para conquistar al cliente y ganarnos su dinero. El marketing no es una cuestión de dinero, es una cuestión de personas y de respeto por los problemas de estas.
El marketing es una forma de ver el mundo que solo puede tener como misión atender a la sociedad. Esto implica un fuerte compromiso social con la comunidad. Dicho de otra manera, todo marketing que no tenga este propósito no es marketing o no es un buen marketing.
El marketing que no es socialmente responsable se puede identificar cuando:
En los momentos actuales donde la relación con los clientes y con la sociedad en general (por el marketing digital, relevancia de las redes sociales, incremento de relación con los clientes por otras vías) es más inmediata, más rápida, más directa, más cercana, se impone la necesidad de que la evolución de ese marketing que tiene, por supuesto, que proporcionar ventas a las empresas, además genere un valor para sociedad con su oferta y forma de relación, de trato con su público. No es una opción para la marca o para las empresas, no hacer un marketing social va en contra no solo de la sociedad, sino de los intereses de esa marca o empresa, pero creo que no es una opción que las compañías pueden elegir o no, ya no, no es una opción si hacer marketing social en el sentido que comento, sino que se debe obligar a hacerlo desde la legislación, agentes sociales, pero sobre todo desde el cliente que premie esa esa estrategia por parte de las empresas, como ya lo hacen.