La configuración de ritmos y melodías en publicidad sigue estando a la orden del día, y ahora con la neurociencia mucho más.
De todos es conocido que la música tiene un poder evocador único, nos permite transportar nuestra mente hacia otros lugares e incluso recordar instantes concretos de nuestra vida.
La música activa otro de nuestros sentidos, el oído, y no sólo eso. Los científicos conocen perfectamente que existe una asociación fisiológica y anatómica del área motora del cerebro y la auditiva, lo que conlleva, una sensación percibida por todos, cuando escuchamos ciertos ritmos y melodías tenemos tendencia a movernos e incluso bailar.
Por supuesto el poder la música es conocido por las empresas que desde años atrás generan anuncios atrayentes con un "jingle" pegadizo que todos recordamos y asociamos a marcas concretas. Gracias a la música las marcas poseen más notoriedad, les aportan identidad, personalidad, se producen asociaciones a un estilo de vida concreto o se recuerda el nombre de un producto. Pero ¿y si los avances de la tecnología, la neurociencia y la programación nos permitiesen ir un paso más allá?
Pero ¿y por qué ir más allá?, esta respuesta es sencilla, en los entornos digitalizados en los que nos encontramos el consumidor posee miles de estímulos que quieren reclamar su atención, quedar en su memoria y emocionarle. Tenemos más que claro que desde un evento hasta una acción de contacto con un cliente, debe ser lo más experiencial posible ya que de otra manera no dejaremos huella y no nos recordará. Así que ir más allá es más que necesario.
"Investigaciones realizadas en la Universidad de Stanford sugieren que, más que el tipo de música que se utilizar en la campañas publicitarias o en la promoción de la marca, es el ritmo y los movimientos de la banda sonora lo que funciona"
En concreto, en la composición musical el siguiente paso es determinar exactamente qué ritmos, acordes, notas y sintonías producen los niveles de emoción, captan la atención, evocan determinados valores y quedan en la memoria. Esta simbiosis viene realizándose en Hollywood desde hace unos años en el sector del entretenimiento, y este sector ¿no va dirigido a una tipología de consumidor?, así es. De esta manera tenemos la posibilidad de minimizar los riesgos al máximo ante la incertidumbre de los resultados en un determinado proyecto.
El resultado, es llegar a los oídos de un consumidor que reclama experiencias para cumplir los objetivos variados pero claros de una empresa, quedar en la memoria. Para ello esa "maqueta musical comercial" nace de la creación de un experto que la va amoldando según los datos obtenidos de la interpretación que hace la mente de quienes van escuchando esa melodía, así se va amoldando para cumplir exactamente las exigencias de la marca y provocar ciertos comportamientos en el consumidor. No deja de ser una manera simplificada de exponer un estudio de neurociencia aplicada a la música.
Una música que no sólo está en los dispositivos sino que pasa a ser ambiental sin ser al azar, sino que se produce en los instantes adecuados para conseguir evolucionar el estado de ánimo, la intención de compra, la cognición y generar una percepción mayor de la experiencia.
Ya ha pasado la época en que el gusto musical es personal sino que para estos objetivos empresariales hemos de analizar el procesamiento musical y todos los sistemas sensoriales, motores y cognitivos que están en juego, ya que las empresas se juegan mucho.
Cuando escuchamos que con la música provocamos comportamientos, quizás nos llevemos las manos a la cabeza, pero pensemos por un momento qué hacen las máquinas tragaperras, generando adicción, los videojuegos provocando incrementos de dopamina cuando suena una melodía determinada o ciertas tiendas cuando incluyen ritmos acelerados para aumentar la frecuencia cardiaca y "correr más en la compra".
Ahora las "sinfonías" se componen de notas musicales y de emociones, que pueden ser medidas, objetivas y orientadas a un target concreto, no únicamente fruto de un gran músico, como en todas las áreas del marketing estamos viendo que crear equipos multidisciplinares nos aporta valor y mayor fiabilidad en el resultado final.
Así qué ahora la pregunta es ¿cómo elegirás la próxima música para tu empresa?