Por Redacción - 22 Abril 2019
No pocos han sido los cambios que ha impuesto la vida moderna. Cada vez se va más a prisa y más ocupado, o al menos esa es la sensación que los ciudadanos tienen, pero también cada día se está más rodeado de información y de estímulos y más y más elementos compiten por atraer su atención. En un mundo que parece cada vez más acelerado, los consumidores tienen que ser capaces también de ser capaces de romper con todo el ruido que les rodea y posicionarse de una manera mucho más eficiente para no acabar sepultados por un exceso de datos, de información y de mensajes.
Todo ello tiene un impacto directo en cómo se consume entretenimiento, en cómo se gestionan las noticias o en cómo los consumidores se relacionan con sus amigos, familiares y conocidos, pero también en cómo conectan con las marcas y las empresas y en cómo asumen la información que todas estas les transmiten. Los consumidores están más ocupados que nunca, el mundo que les rodea no parece darles tregua en ese terreno? y con ello la estrategia de marketing tiene que empezar a jugar con nuevas reglas.
En un contexto en el que los consumidores tienen que bregar con una situación cada vez más compleja, las marcas y las empresas tienen que ser capaces de asumir cómo ese nuevo escenario impacta en su estrategia de marketing. Hacerse un hueco entre el ruido y lograr un minuto del cada vez más ajetreado consumidor es cada vez más y más complicado.
Y lo cierto es que las cosas no parecen que vayan a mejorar o hacerse más fáciles para las empresas en el futuro próximo. Los consumidores no solo cada vez tienen más contenidos, más cosas que pueden hacer o más elementos que pueden consumidor, sino que también se han vuelto mucho más exigentes a la hora de determinar qué les interesa y qué no. No todo vale y no todo pasa ya sus propias autobarreras. Los consumidores están haciendo que sus filtros, los que determinan si algo merece la pena o no, sean cada vez más duros, como recuerdan en un análisis en Warc.
"El exceso de información está empujando a los consumidores a tomar decisiones más inteligentes", apunta un directivo de marketing en el análisis de Warc. Cada vez están "afilando" más los filtros de los contenidos que consumen pero también de aquello que "escogen olvidar". En un mundo lleno de ruido y en uno en el que están más ocupados que nunca, se han vuelto mucho más exigentes ("juiciosos", dice el experto) sobre lo que "ocupa su espacio mental". Esto impacta en las series que ven, las noticias que lee o las películas que consumen, cierto, pero también en cómo reciben los mensajes de las marcas y en cómo la estrategia de marketing impacta en ellos. En este universo, llegar hasta ellos es más complicado que nunca.
Y, con ello, cada vez menos historias, o al menos eso es lo que se puede concluir leyendo el análisis de Warc, logran pasar por encima del ruido y del montón de contenidos que deciden que no vale la pena dedicarles un minuto de atención.
Para las marcas y las empresas, esto supone no solo un menor impacto de sus potenciales contenidos y mensajes sino también enfocar de manera distinta lo que hacen y cómo lo hacen.
Por un lado, tienen que ser capaces de posicionarse como algo relevante y saltar ese filtro, lo que hace que centrarse en el storytelling (o al menos eso recomienda el análisis) sea más importante que nunca.
Por otro, si se logra que el mensaje pase esa primera barrera, la recepción y la conexión con el consumidor será mucho más sólida que la que se podía tener. Se juega ya en diferentes categorías.
A los consumidores, ahora les gustan las historias que están "bien hechas, bien contadas" y con un buen trabajo de ejecución. Los consumidores quieren que las historia "capturen nuestra imaginación".
El ejemplo de Juego de Tronos es el que se podría tomar para comprender cómo funcionan ahora las cosas y el tipo de trabajo que logra cruzar la barrera de lo que es contenido relevante. No solo es una historia con un muy trabajado storytelling sino también, y esto es importante, una que sus creadores están lanzando al mundo de forma simultánea. Porque, y ese es otro gran cambio, las historias ahora viajan a toda velocidad y tienen ya un impacto global.