Por Redacción - 31 Julio 2019
Una de las actividades recurrentes del verano son los festivales de música. En cuanto empiezan los días de buen tiempo y de calor, comienzan también los festivales. Su poder de convocatoria suele ser muy elevado y además suele llegar a nichos concretos de consumidores. Los festivales hacen su propio perfilado de la audiencia y suelen crear grupos concretos con los que conectan de un modo poderoso.
Los consumidores están viajando además de forma recurrente para asistir a festivales de música, haciéndolo además de forma cada vez más internacional. Hace un par de años, se hablaba ya de "festravel", la tendencia veraniega de viajar a destinos solo por los festivales de música que ofrecían. Según los datos de un estudio de LastMinute, el 47% de los encuestados estaba dispuesto entonces a viajar más allá de sus países para ir a un festival.
Para las marcas y las empresas, los festivales de música se han convertido en una oportunidad y en una además muy poderosa. En los últimos años, de hecho, las marcas se han convertido en una presencia activa en los festivales de música del verano, que han cambiado su identidad y han pasado a incorporarlas directamente en su nombre. El festival X, conocido durante años con ese nombre, se convertía en el festival nombre de marca + X.
Los expertos creen que los festivales son el lugar idóneo para capturar a los consumidores, porque los asistentes están muy motivados por lo que van a ver (lo que hace que sean un público afín muy interesado), son un público muy de nicho y además hay muchas oportunidades para generar alto engagement.
Pero el potencial de los festivales de música de verano no se acaba ahí para las marcas y para las empresas, ya que al mismo tiempo estos encuentros se pueden convertir en pasarelas para hacer mucho más efectiva la estrategia de marketing. Son una oportunidad, por ejemplo, para hacer marketing experiencial y para conectar mucho mejor con los consumidores. Son también, otro gran ejemplo, una gran fuente de información y de datos para comprender mucho mejor cómo son esos potenciales clientes.
Como explican en un análisis de la UOC, los festivales de música son minas de datos. La tecnología está cada vez más presente en ellos y se asocia a cada vez más actividades cotidianas que los consumidores realizan durante esas jornadas. Cada vez es, por ejemplo, más habitual incorporar tecnología para el pago. En la edición del año pasado del Sónar, en Barcelona, la organización repartió unas 60.000 pulseras RFID para realizar pagos entre sus 126.000 asistentes. Ese tipo de sistemas no solo hace que los consumidores gasten más (algunos estudios hablan de que gastan un 15% más) sino que además también son cada vez más populares y están más presentes y permiten, dato quizás más relevante para las empresas, recopilar datos sobre qué consumen, cuándo y cuánto los asistentes a los festivales.
No son los únicos datos que pueden generar, ya que este tipo de pulseras se asocian ya también en algunos festivales a la entrada al recinto o a los accesos a servicios. Esto permiten saber no solo qué compran, sino también cómo y por dónde se mueven. La tecnología RFID permite hacer así un perfil completo de cómo son esos consumidores y qué buscan.
Por supuesto, no son las únicas fuentes de datos y de información sobre los consumidores. En el análisis de la UoC también se recuerda el potencial de las apps de festivales y el uso de sistemas como la geolocalización o el uso de las redes wifi, creando una red privada para el festival y usándola como fuente de datos.
Las ventanas de información son muy variadas. "Ya sea en el momento de comprar la entrada, vincular la pulsera RFID a su usuario y número de cuenta, conectarse al wifi o descargar la aplicación, se dan muchos momentos en los que un cliente de un festival puede que ceda datos personales a la empresa organizadora, al igual que ocurre en la prestación de servicios digitales en otro tipo de actividades", explicaba el catedrático de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la UOC Xavier Vilajosana.
Las oportunidades para comprender cómo son los consumidores y qué quieren son muy amplias y muy variadas, lo que crea ventanas de oportunidad para aquellas marcas y empresas que saben jugar bien sus cartas.