
Cómo van evolucionando las emociones de los consumidores durante la crisis del coronavirus
Por Redacción - 21 Abril 2020
Una de las lecciones que las marcas están aprendiendo durante la pandemia del coronavirus es que necesitan adaptar sus mensajes y sus acciones a la situación. Eso implica no solo cambiar el fondo de los mensajes y tener en cuenta el contexto en el que operan los consumidores, sino también comprender su estado de ánimo.
En medio de una pandemia global y de un proceso de confinamiento en muchos países, España incluida, las marcas y las empresas deben tener en cuenta la situación para lanzar mensajes que no resulten molestos, que conecten y que se posicionen de un modo diferente. Los anuncios están apostando por un lenguaje emotivo, por centrarse en aquellos puntos de optimismo o positivos en medio de la tragedia (por ejemplo, centrándose en el día después o apostando por dar gracias a quienes se están esforzando respondiendo a la emergencia sanitaria). Lo importante es, se mire como se mire, las emociones.
Pero comprender la importancia de las emociones no implica únicamente dar por sentado que hay que emocionar al público, que hay que intentar que llore. La situación es muy compleja, la más compleja posiblemente emocionalmente a nivel global de la que se tenga recuerdo. Los códigos a emplear son mucho más complicados y el modo de gestionar las emociones debe ser capaz de seguir el ritmo de los sentimientos de los consumidores. Esos sentimientos cambian y mutan, reajustándose en todo momento.
No es lo mismo lo que sentíamos en el primer momento de la emergencia sanitaria que lo que sentimos tres, cuatro o seis semanas de encierro más tarde. Los mensajes deben tenerlo en cuenta y para crearlos se debe comprender qué importa y qué sienten los consumidores.
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