Estamos permanentemente rompiéndonos la cabeza para comunicar cosas que les interesen a nuestros potenciales clientes. Les analizamos, les perseguimos, intentamos encontrarnos con ellos allá donde vayan, a veces hasta en sitios donde les incomodamos en modo extremo, para poder soltarles nuestros mensajes. ¿Dónde está el trébol de las cuatro hojas?
Tanto dulce a veces repugna
Preparamos acciones que pensamos les van a interesar, seguimos las tendencias y de repente nos hacemos activistas de no se qué, para caerles simpáticos. Buscamos expertos en cosas que creemos les pueden interesar y generamos contenidos atractivos, y largos si es posible, para que nos encuentren en los buscadores. Intentamos ser originales, rompedores, llamar la atención. Bailamos alrededor de nuestros clientes potenciales haciendo aspavientos. Le ponemos tanto dulce que a veces repugna. Nos parecemos demasiado a la broma del pastel hecho sobre un globo; cuando vas a cortar resulta que no había nada dentro.
Te puedes pasar la vida buscando la tecla mágica
Buscamos la tecla del marketing que genere resultados extraordinarios de modo inmediato. Pensamos que con la tecnología y la creatividad, el análisis y algunos ingredientes secretos más, conseguiremos la pólvora que va a hacer que nuestras ventas se disparen. Y no digo que sea imposible. Pero si fuera tan fácil descubriríamos la pólvora todos los días y todo el mundo generaría todos los días contenidos virales que con poca inversión darían grandes réditos. Y casi seguro no te va a pasar a ti.
El marketing de la rutina
Lo directo es analizar nuestros productos, ver cuales son los problemas que creemos solucionamos a nuestros clientes y contarlo, crear mensajes, claims, más o menos acertados y comunicarlos por todos los medios que podamos. Dicho así parece una acción de otros tiempos, pero por supuesto tiene su eficacia y las empresas siguen haciéndolo masivamente. Un marketing de la rutina.
Los resultados son proporcionales al esfuerzo
Yo creo más en la proporcionalidad de las cosas. Si quieres unos resultados extraordinarios tendrás que plantear acciones extraordinarias, de un esfuerzo extraordinario. Es verdad y hay que defenderlo a ultranza, que la creatividad y la innovación son valores esenciales, sobre los que tenemos que intentar construir. Pero lo más normal es que junto a estos elementos sea también imprescindible un trabajo intenso de análisis, reflexión e inversión de tiempo y recursos para cocinar platos que deleiten a nuestros potenciales clientes, que no sean la tarta hecha sobre el globo. El punto de partida debe ser una verdadera vocación de servicio y de ofrecer productos que realmente ayuden a nuestros clientes, trabajar conjuntamente con ellos para identificar y resolverles sus problemas importantes.
Si resuelves problemas verdaderos deleitarás a tus clientes
Identifica los problemas reales y necesidades importantes de tus potenciales clientes. Necesitas insights. Trabaja estrechamente con ellos para identificarlos bien. Tu producto es seguramente mejorable y para mejorar en aquello que realmente es importante necesitarás un esfuerzo extra. Apuesto a que te pondrá en la tesitura de meterte en jardines que igual no te apetecen, por el esfuerzo extra, o el riesgo que pueda suponer. Pero si realmente quieres ser importante para tus clientes y ser diferente, tendrás que transitar por ese camino.
Ponle esfuerzo y corazón
Así que si construyes algo que merece la pena, haces el esfuerzo en involucrar a tus clientes, dar un paso más allá con tus servicios, realizas acciones útiles para resolver problemas reales a tus clientes, les das una vuelta de tuerca a tus productos, seguro que haces cosas que merecen la pena ser mostradas. Entonces no tendrás que hacer el saltimbanqui para llamar la atención. Podrás deleitar a tus potenciales clientes con hechos, te mirarán admirados y querrán formar parte de tu empresa e incluso tirar contigo del carro.
Dándole un par de vueltas, estoy seguro que puedes identificar esas acciones que van a merecer la pena ser contadas. Algunas quizás podrás construirlas en unos meses otras puede que te lleven años, seguro que significarán un compromiso extra de todo tu equipo, pero si merecen la pena tendrán fuerza de arrastre y posiblemente generarán el fruto que más vale: ser importante para tu cliente.
¿Sigues intentando encontrar la tecla mágica del marketing o de verdad te has puesto a trabajar?