Por Redacción - 8 Septiembre 2022
Abre la ventana y mira a la calle. Lo más probable es que se vean unos cuantos coches, por muy tranquila que la zona sea. Los automóviles son una pieza básica del día a día, algo muy común, por lo que también se han convertido en un elemento recurrente en la cultura popular. En series, películas y otras piezas audiovisuales, los coches tienen una presencia más o menos protagonista.
Por ello, la relación entre el cine y el marketing de coches es muy estrecha. Las marcas se han colado en todo tipo de historias, ayudando a construirlas e incluso a ayudar a los espectadores a comprender a los personajes. Si alguien conduce ese coche, sabemos que será de una manera. A veces, las inclusiones son orgánicas. Otras son efectivas piezas en una estrategia de product placement. Cada marca de coches tiene su propia historia con el séptimo arte.
La relación entre Peugeot y el cine es, por ejemplo, bastante estrecha. La compañía explica en una nota de prensa que sus coches "han participado en distintas producciones del cine francés y han tenido apariciones estelares en taquillazos hollywoodienses y en películas españolas, iraníes o balcánicas".
En algunas, el propio coche es una pieza fundamental de la historia. Prends la Route, un hito popular del cine francés, que se estrenó en 1936 al hilo de que aquel fuese el primer verano con vacaciones pagadas, es una road movie en un Peugeot. También son coches Peugeot los que aparecen en varias películas de la Nouvelle Vague. Fuera del cine galo, era uno de sus coches el que conducía el mítico inspector Colombo. Los modelos históricos de la casa francesa sirven para poner al espectador en época: es lo que ocurre con uno de sus coches de hace un siglo en Las chicas del cable.
Por supuesto, no está sola. Ni de lejos. Las marcas de coches siempre están muy presentes en las listas de product placement. En las 10 películas con más product placement del último año, los coches están ultrapresentes. Son, por ejemplo, el 50% de todas las apariciones de marcas en la tercera película con más inserciones, la última entrega de Fast&Furious. Su éxito es tal, que su próximo secuela ya está preparada para su llegada a la gran pantalla en próximo año 2023.
En el top ten de las marcas con mejor product placement de 2021, están Ford y Chevrolet. BMW es la marca número 11. 32 de las 100 marcas más exitosas, según los datos de Concave, fueron marcas de coches, el grupo más popular de este tipo de acciones. En 39 de las 50 películas más populares del mundo, se coló un coche de marca Ford.
Quizás, uno de los mejores ejemplos para entender la estrecha relación entre coches y cine y el efecto que tiene en las audiencias se pueda encontrar en las diferentes entregas de James Bond. Bond tiene una imagen de marca muy concreta, que conecta poderosamente con la marca de coches que conduce. Son vehículos de Aston Martin, una marca de alta gama y aspiracional. La compañía lo usa de forma eficiente en su estrategia de marketing – en su web tiene, por ejemplo, una galería de sus últimos modelos usados por el espía – y sus coches se asocian con imágenes reconocibles de las películas.
Sin embargo, Bond no solo conduce coches Aston Martin. También ha usado vehículos de BMW, con modelos concretos en películas específicas. En los 90, BMW logró que Bond se subiese a sus coches, intentando posicionar sus modelos más sofisticados, acuerdo de colaboración mediante.
Le salió bastante rentable: para que solo condujese vehículos BMW en GoldenEye (también hicieron anuncios especiales conectados con el personaje), la compañía se dejó 3 millones de dólares de la época. El modelo empleado, el Z3, vivió un pico de pedidos en el mes de lanzamiento y logró una subida en ventas de 240 millones de dólares.
Sin duda, la historia de la gran pantalla está repleta de ejemplos donde los coches fueron más que protagonistas y convertidos en auténticos iconos capaces en algunos casos hasta de eclipsar a los propios actores.
Al margen de los clásicos Aston Martin DB5 de 1964 en James Bond contra Goldfinger' encontraremos otros como el Lotus Esprit Series I de 1976 en 'La espía que me amó', Pontiac Trans Am (1977), 'Los caraduras', Ford Coupe (1932), 'American Graffiti', Mustang GT 390 (1968), 'Bullitt', Dodge Challenger R/T (1970), 'Punto límite: Cero', XB GT Ford Falcon (1973), 'Mad Max', Dodge Charger (1970), 'A todo gas', Dodge Charger (1970), 'Fast & Furious 7', Mustang (1969), 'John Wick' y un largo etcetera de autos que impulsaron su fama y la propia marca gracias a su impacto en la gran pantalla.
Casos singulares son el del popular DeLorean DMC-12 de 1981 que aparecía en la trilogía de 'Regreso al futuro' transformado en una máquina del tiempo. Un caso curioso teniendo en cuenta que DeLorean Motor Company se declaró en quiebra el 26 de octubre de 1982.
Más actual son el caso de la marca Audi, tras convertirse en la marca de automóvil preferida del mismísimo Tony Starck, el magnate de la tecnología que daba vida al superhéroe Iron Man en la gran pantalla. Y aquí la estrategia de la propia marca no se reducía a convertir uno de sus autos en algo icónico como estrategia de marketing.
La fórmula de Audi en las diferentes secuelas de Iron Man no era la de eclipsar al propio personaje con un simple vehículo. La estrategia era impulsar la propia marca de forma global y para ello, fueron múltiples los autos del fabricante alemán los que fueron promocionados apareciendo sucesivamente en esta saga de ciencia ficción encontrando sus populares Audi R8 Spyder, los Audi R8, y otros modelos como los A8, S5 o Q7. Sin embargo, al tratarse de un "mega-multimillonario", el personaje de Tony Starck también pudo verse con otras marcas y vehículos en la gran pantalla como un Cadillac Series 62 Coupe, un Acura NSX, un Ghia Cadillac de 1953, un Mercury de 1949 o un Bugatti Veyron SS.
Como nota curiosa, Tony Starck, que conduce siempre un Audi R8 en "Iron Man", conduce exclusivamente un Acura cuando hace equipo con Captain America o Thor en "The Avengers". De hecho, todos los agentes de S.H.I.E.L.D. usan modelos Acura en las películas.
Por otro lado, y a pesar de no tratarse de un auto de grandes prestaciones o a la altura de grandes superdeportivos, Mini, el fabricante de automóviles británico fundado en 1969 y que actualmente es propiedad de la empresa automovilística alemana BMW desde 2000, tampoco dejó de pasar la oportunidad de acaparar los focos de la gran pantalla.
En la mítica película de "Un Trabajo en Italia" (1969), protagonizada por Michael Cine, 3 Austin Mini Cooper S eran utilizados en una de sus escenas para huir fácilmente de la policía gracias a la agilidad de estos tres pequeños utilitarios. Más de 40 después, en 2003, se estrenó su remake bajo el título “The Italian Job”. En la película y tras un “fácil robo” en los canales de Venecia, la acción se centra en la ciudad de Los Ángeles, y de nuevo tres Mini Cooper S son utilizados durante las secuencias más vertiginosas de la trama. El mensaje estratégico de la marca era claro, autos pequeños y capaces de moverse de forma rápida y hábil por las calles de la ciudad.
Sin embargo, su apuesta por la gran pantalla continuó con otras películas como Pixels, en la que los héroes de la película atacan a Pac-Man con cuatro MINIs pintados de los mismos colores que los fantasmas del videojuego y con la matrícula a juego.