¿Se han dado cuenta que la crisis global del siglo XXI, esa que llegó para quedarse, lo hizo también para situarnos en un punto de partida totalmente innovador, en el que con la misma frecuencia con la que se hunden los paradigmas tradicionales, se crean unos nuevos que tienen como piedra filosofal la mejora de la raza humana?
Si analizamos el campo del “cuidado del planeta” nos daremos cuenta como los seres humanos somos –de todo el mundo animal- los más destructivos, dañinos y con menor capacidad de aprendizaje en términos globales. Es muy posible que los nuevos paradigmas que consolidan el marketing y la publicidad actuales, como canales indiscutibles de los negocios y los beneficios, tengan su origen en la psicología.
La conducta humana y específicamente la actividad cerebral de la personas sirve para establecer el orden social, ayuda a la mercadotecnia, optimiza la publicidad y fomenta la asociación eficiente en pos de la generación de un modelo productivo basado en la horizontalidad como eje central para una calidad en aumento.
Las teorías psicológicas sobre la conducta divergen en muchos aspectos, pero existe una diferencia central; hay corrientes eclécticas que se centran en el aspecto teórico de la conducta y hay teorías psicoanalíticas cuyo origen se lo debemos a Sigmund Freud.
Ambas si bien divergentes tienen aspectos rescatables y que aportan información para entender un poco más de lo que se viene llamando como la psicología del consumidor.
Según un grupo de científicos Suizos, el cerebro humano tendría la capacidad de generar la decisión 10 segundos antes de tomar conciencia el individuo de estar ante una, haberlo identificado y 5 segundos antes de elegir, el cerebro humano sería capaz de haber optado por dicha elección. Se abre todo un debate en torno a la existencia o no del libre albedrío muy interesante y que se puede extrapolar al momento actual.
Nuevas tendencias y estrategias centradas en el estudio del punto donde se origina la necesidad, a fin de ser utilizadas como fuente de información para lograr una mayor penetración de las marcas en el mercado, podrían estar también siendo desaprovechadas si no se toma conciencia de una realidad; los consumidores formamos nuestros hábitos de consumo en base a la experiencia y recuerdos asociados.
La razón por la que se responde de una u otra forma a los estímulos no tiene relación alguna con la necesidad, es más, podría decirse que la necesidad se crea de la misma forma, en base a experiencias, aprendizajes y recuerdos asociados.
Motivación y autoestima
La idea no es del todo descabellada, imaginen por un momento… ¿cuantos de nosotros no hemos sentido alguna vez la enorme losa de un ligero vahído en nuestra autoestima? la motivación es imprescindible en la decisión de compra, crear situaciones idílicas a partir de la compra de un bien o servicio, fomenta la necesidad ferviente del mismo, la motivación es esencial para lograr consumidores activos. El comportamiento del consumidor en marketing se centra en los procesos por los que atraviesa el ser humano hasta culminar su toma de decisiones, la segmentación de los mercados se realiza en base al concepto de subcultura, lo que vincula a seres humanos en comunidades grupos o asociaciones unidas por subculturas específicas.
En términos de marketing es muy relevante conocer los factores sociales que determinan el comportamiento de un consumidor, entre los que destacamos los grupos de referencia, donde encontramos la razón del éxito de las redes sociales. Se trata de unirse en un grupo en el que se comparten, intereses, valores y conductas, lo que derivará en una influencia del grupo en la elección de una marca.
Tradicionalmente conviene elegir al líder del grupo, ya que está en él la fortaleza para transmitir los actos a realizar para lograr los objetivos, lo que recuerda poderosamente a la figura del Community manager actual en su relación con potenciales clientes activos y fomentadores a su vez de la reputación y consolidación de la marca.
Los usuarios de Internet están en proceso constante de consumo, ávidos de calidad, conocimientos, contenidos y… oportunidades. La intención de compra subyace en la interacción de los usuarios, es responsabilidad de las marcas identificar las opciones que generarán mayor satisfacción y para ello, la interacción es la mejor fórmula de retroalimentarse de la psicología de los consumidores, logrando un aprendizaje conjunto que genere mayor fidelidad y compromiso.