Por Redacción - 13 Mayo 2024
La televisión tradicional, una vez considerada el epicentro del entretenimiento en los hogares, ha visto su relevancia menguar entre los las nuevas generaciones de nativos digitales, aquellos nacidos y criados en la era de Internet y la conectividad permanente. De hecho, según los datos de diferentes estudios, el 64% de la Generación Z y el 62% de los Millennials han dejado de consumir televisión tradicional en su totalidad.
¿Qué ha impulsado este cambio sísmico en los hábitos de visualización de los jóvenes?
La respuesta radica en la omnipresencia de Internet y la proliferación de plataformas de streaming como Netflix, YouTube y Twitch, que han democratizado el acceso al contenido y redefinido las expectativas de los espectadores. La televisión tradicional, con su programación lineal y sus horarios fijos, simplemente no puede competir con la flexibilidad y la diversidad ofrecida por estas plataformas digitales.
Las generaciones más jóvenes han abrazado el concepto de contenido "a la carta". Ya no están dispuestos a conformarse con lo que se les ofrece en los canales tradicionales; quieren tener el control total sobre lo que ven, cuándo lo ven y cómo lo ven. Las plataformas de streaming satisfacen esta demanda con creces, ofreciendo un vasto catálogo de opciones que abarcan desde series de televisión hasta documentales, pasando por podcasts y vlogs, todo disponible al alcance de un clic y adaptable a sus horarios ocupados y cambiantes. Además, con la proliferación de dispositivos móviles, los jóvenes pueden consumir sus contenisos favoritos a donde quiera que vayan, convirtiendo cualquier lugar con conexión a Internet en un potencial centro de entretenimiento. La televisión tradicional, con su dependencia de la ubicación física y los horarios predeterminados, simplemente no puede competir en este aspecto.
A pesar de estos desafíos, la televisión tradicional no está destinada a desaparecer por completo. Aún cuenta con una audiencia considerable, especialmente entre las generaciones más adultas que han desarrollado una afinidad arraigada con los canales y programas que han estado viendo durante décadas. Además, eventos en vivo como deportes, reality shows y grandes finales de programas todavía tienen el poder de atraer a multitudes masivas frente a la pantalla. Aun así y reconociendo esta necesidad de evolucionar con los tiempos, la industria de la televisión tradicional está viéndose forzara a adaptar sus estrategias para mantenerse relevante. Muchos grupos y cadenas televisivas han lanzado sus propias plataformas de streaming, ofreciendo contenido exclusivo y servicios a la carta para atraer a los espectadores que de otro modo podrían haber abandonado la televisión por completo. Sin embargo, a pesar de esta evolución, el contenido televisivo apenas consigue seducir a los más jóvenes, que ahora utilizan plataformas de contenidos como Youtube como lo fuera aquella ventana revolucionaría de conquisto los hogares en la década de los años 50.
La publicidad ha sido durante mucho tiempo el motor financiero que impulsa la televisión tradicional. Los ingresos publicitarios generados por la emisión de anuncios comerciales en programas y espacios de tiempo designados han sido una fuente crucial de financiación para las cadenas y redes de televisión. Sin embargo, con el cambio en los hábitos de visualización y la migración de audiencias hacia plataformas de streaming, la distribución de la inversión publicitaria está experimentando un cambio significativo.
A medida que más espectadores abandonan la televisión tradicional en favor de plataformas de streaming como Netflix, Prime Video o YouTube, los anunciantes están siguiendo el ejemplo y redirigiendo parte de sus presupuestos publicitarios hacia estos nuevos canales. Esto se debe en parte a la capacidad de las plataformas de streaming para ofrecer segmentación de audiencia más precisa y medición de resultados más detallada que la televisión tradicional. En las plataformas de streaming, los anunciantes pueden dirigir sus mensajes a audiencias específicas basadas en datos demográficos, intereses y comportamientos de visualización. Además, pueden obtener métricas detalladas sobre la efectividad de sus anuncios, como la cantidad de visualizaciones, la tasa de clics y la duración de la visualización, lo que les permite ajustar y optimizar sus campañas de manera más efectiva.
Las plataformas de streaming tienden a operar a nivel global, mientras que los canales televisivos tradicionales a menudo tienen un enfoque más local o regional. Sin embargo, las plataformas de streaming pueden segmentar su publicidad de forma mucho más precisa.
Esta diferencia en el alcance geográfico tiene importantes implicaciones tanto para los espectadores como para los anunciantes. Desde la perspectiva de los anunciantes, la naturaleza global de las plataformas de streaming ofrece oportunidades para llegar a audiencias muy diversas en todo el mundo. Esto puede ser especialmente atractivo para las marcas que buscan expandir su alcance y aumentar su presencia en mercados internacionales. Además, la capacidad de segmentación avanzada de las plataformas de streaming permite a los anunciantes dirigir sus mensajes a audiencias específicas según una variedad de criterios demográficos, geográficos y de comportamiento.
Mirando hacia el futuro, es probable que veamos una mayor convergencia entre la televisión tradicional y las plataformas digitales. Esta integración podría manifestarse de varias maneras, desde la inclusión de aplicaciones de streaming en televisores inteligentes hasta la transmisión simultánea de programas en vivo en plataformas digitales y la creación de contenido original diseñado específicamente para ambos medios. Sin embargo, el declive de la televisión tradicional entre las generaciones más jóvenes representa no solo un cambio en los hábitos de visualización, sino también un síntoma más amplio de la transformación continua del panorama mediático en la era digital. Si la televisión tradicional quiere sobrevivir en este nuevo entorno, deberá abrazar la innovación y adaptarse a las necesidades y expectativas cambiantes de su audiencia.