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Cómo el salto a Internet de la televisiones tradicionales no está salvando sus niveles de audiencias

La industria está empezando a temer que la televisión tradicional esté herida de muerte.
Periodista especializada en marketing, tecnología y cultura. Como escritora, autora...

Hasta ahora, los medios de comunicación dominantes han ido cayendo - o compartiendo su reinado - gracias a la aparición de nuevos medios más avanzados técnicamente y con más posibilidades. La tele eclipsó a la radio. Internet está eclipsando a la televisión.

Los responsables de las nuevas formas de consumo de contenido audiovisual, como pueden ser los sites que permiten ver el contenido a la carta, lo tienen claro. La televisión está herida de muerte. Reed Hatings, el CEO de Netflix, está, de hecho, seguro de que la televisión tradicional desaparecerá en 2030. Nuevos modelos sustituirán a los que están en boga ahora y los consumidores se sentirán más cercanos a los nuevos, que les darán mucha más libertad a la hora de acceder a los contenidos.

Los anunciantes están llevándose el dinero que destinaban a la televisión a internet (y en especial a los emergentes vídeos online) y los consumidores empiezan a pasar de la tele. La generación Zero-TV, que hace unos años habría entrado dentro de lo simplemente "rarito", es ahora una tendencia al alza y cada vez son más los que no solo no ven la tele sino que no tienen el electrodoméstico. Y a medida que se baja en la pirámide demográfica, el consumo de contenidos en la televisión cae. Los millennials ven menos la tele que sus padres, pero sus hermanos pequeños, la Generación Z, la ve incluso menos. Sus ratios de tiempo de consumo (y los hay de varios mercados, el último el de Ofcom sobre el mercado británico) muestran una tendencia a la baja.

La industria está empezando a temer que la televisión esté herida de muerte. Los anunciantes están reposicionando sus estrategias. Los responsables de la televisión tradicional están intentando salvar las naves, aunque sus estrategias no están dando los resultados que ellos esperaban.

Cómo sus propias apps están acabando con la audiencia

Las televisiones tradicionales están intentando posicionarse ellas mismas en internet para intentar llegar a esos consumidores que se les escapan. En los últimos años, han empezado a subir sus contenidos a sus webs oficiales y permitido que los consumidores los vean en streaming de una u otra manera. La tendencia es global.

Pero las emisoras de cable estadounidenses (que son de pago pero que son también la única manera de ver la tele en el país: no existe una oferta en abierto completa como en Europa) están marcando la nueva tendencia. Estas emisoras están creando aplicaciones y ofertas de pago que permiten acceder a los contenidos bajo pago, para así captar a esos consumidores que se estaban yendo a la red (y muchas veces consumiendo contenidos de sus competidoras VoD o accediendo a los mismos de forma "pirata"). La solución parece perfecta: si perdemos audiencia en la televisión, vayamos a donde están los espectadores, parecen haberse dicho los responsables de las compañías.

La solución puede cubrir ese problema... aunque, como acaban de explicar los responsables de este mundo en la Television Critics Association"s (un encuentro de la industria que se acaba de celebrar en Los Ángeles), está generando muchos otros. En primer lugar, las apps resultan confusas a los propios consumidores. Los consumidores las ven como un servicio paralelo (las televisiones quieren que lo vean como uno complementario para así no perder a sus espectadores en la tele de siempre), por el que hay que pagar (y ¿por qué pagar por eso y también por la tele de siempre?) y que no consigue llegar a quienes más buscan llegar las emisoras (el público millennial que se les escapa).

Ese no es el único problema de estas apps. En segundo lugar, las cadenas de televisión tienen serios problemas para medir de forma clara y objetiva los ratios de audiencia que sus contenidos consiguen en esos soportes y, por tanto, no pueden decir de forma perfecta quién ve qué. Como indicaba en el panel uno de los directivos de National Geographic Channel, la situación es "frustrante".

También los fabricantes

Pero las cadenas de televisión no son las únicas que sufren el desinterés de los consumidores por la televisión tradicional. También están los fabricantes de los dispositivos, que deben además enfrentarse al hecho de que en realidad un televisor puede tener una larga vida útil y que no resulte necesario cambiarlo de forma recurrente.

Ahora mismo se está celebrando en Las Vegas el CES, la feria de la electrónica de consumo más importante del mundo, y unos de los que están presentando productos son esos fabricantes de televisiones. Como apuntan en una pieza en BusinessWeek, los fabricantes quieren mantener el ciclo de ventas, pero no hay - como apunta su periodista - nada realmente nuevo que contar. Por ello, y para que los consumidores se sientan tentados a comprar una televisión nueva cada dos a cinco años, lanzan nuevos conceptos que parezcan seductores.

Sucede por ejemplo con las tendencias reinas de este año. Por una parte está la televisión curva, aunque como señalan no es más inmersiva a menos que el consumidor esté realmente sentado en el centro. También apuestan por el 4K o HDTV de altísima calidad, aunque nadie - recuerdan -la había pedido o se había quejado de la calidad anterior. Y, finalmente, también tienen los puntos cuánticos, que hacen que los colores estén más definidos y sean más brillantes y que hace que el aparato sea como mínimo un 30% más caro.

Periodista especializada en marketing, tecnología y cultura. Como escritora, autora...
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