Por Redacción - 17 Octubre 2016
Hace unos cuantos años, uno de los problemas y elementos de preocupación de los educadores y de los padres era que los escolares, especialmente cuando llegaban a la adolescencia, pasasen demasiado tiempo delante de la televisión. Los medios estaban, de hecho, llenos de artículos analizando lo terrible que era que los padres usasen a la televisión como niñera cuando los niños eran muy pequeños y lo aún más terrible que era que no controlasen en absoluto lo que sus hijos veían cuando llegaban a la adolescencia. La televisión era, por así decirlo, el mal, eso que hacía que los jóvenes no se centrasen. Pero, a pesar de todo y a pesar de lo mala que era la tele, las cosas han acabado cambiando y la tele ha dejado de ser esa malísima influencia. Lo ha dejado de ser por una cuestión no muy favorable para ella. El público al que teóricamente estaba corrompiendo la ha abandonado de plano.
La televisión ya no es el producto cultura favorito ni de niños ni de adolescentes que, como han ido demostrando diferentes estudios, están abandonando a la anteriormente conocida como "la caja tonta" en favor de la mucho más "smart" pantalla con conexión a internet. Los adolescentes están dejando la tele por la red y están, sobre todo, dejando la tele por YouTube.
El último de los estudios sobre el tema lo ha realizado la firma Piper Jaffray, que ha concluido que por primera vez y sin que existan paliativos para los números, YouTube adelanta a la televisión en tiempo de visionado por parte de los adolescentes. Los datos son, como suele ser habitual en este tipo de estudios, sobre una muestra estadounidense, pero aun así son muy gráficos sobre el cambio de tendencia. El 26% de los adolescentes ve vídeos de YouTube cada día, pero solo el 25% ve la televisión (por cable en este caso) de forma diaria. Los números parecen muy igualados, pero si se va al detalle se ve que no lo son. La tele está decayendo y YouTube está en plena escalada.
Aunque lo impresionante de estos datos es cómo YouTube adelanta a la tele y como se asienta así su reinado, YouTube no es el principal destino de consumo de contenidos online (aún). Ese espacio lo ocupan las plataformas VoD, con un 43% de adolescentes diciendo que las ven cada día. Un 37% de todos los adolescentes ve Netflix, un 3% Amazon Prime y otro 3% Hulu.
A estos datos hay que sumar la valoración que tienen estos soportes entre los adolescentes. Según datos de un estudio de Defy Media, un 67% de los adolescentes asegura que no podría vivir sin YouTube, un 51% sin Netflix, un 48% sin redes sociales y solo un 38% sin televisión. De hecho, según esos datos, a la hora de buscar contenido audiovisual un 85% echa mano de YouTube, un 66% de Netflix y un 62% de la tele, con el vídeo en redes sociales en crecimiento destacado. Que la tele no salga tan bien parada como podría viene marcado por el hecho de que estos jóvenes no la valoran. Quienes no tienen televisión de pago (los datos son también estadounidenses y la horquilla acaba en los 24 años), no la tienen no porque sea cara sino porque no consideran que aporte nada.
Que los adolescentes hayan acabado aquí, no es tan sorprendente si se piensa lo que antes hicieron los millennials. Al fin y al cabo, los millennials, la generación justamente anterior, ya protagonizó el movimiento de abandono de la tele. Ellos fueron los que primero dejaron de ver la televisión y quienes dieron el pistoletazo de salida al abandono de la misma. Sus razones para dejarla pueden ayudar a comprender por qué los adolescentes están siguiendo la misma senda.
Un 67% de los millennials apuntaba, en un estudio anterior, que los contenidos que encontraba online eran contenidos con los que se sentían identificados. Solo un 40% pensaba lo mismo de los que veía en la tele. A eso se sumaba que un 66% apuntaba que los contenidos online les hacían sentirse bien con ellos mismos, pero solo un 40% lo pensaba de la tele.
Y a todo ello hay que sumar que el modo en el que se accede a los contenidos es distinto. Estos consumidores ya no quieren acceder a los contenidos a la hora a la que el programador de turno ha decidido que "toca". Ellos quieren ver los contenidos cuando a ellos les apetece.