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Audiencias televisivas ¿Mano negra o sistema obsoleto?

¿sigue funcionando el sistema actual y representa realmente lo que ve la audiencia?

Por Redacción - 4 Enero 2018

Uno de los momentos en los que se da por hecho que todo el mundo estará sentado frente al televisor, esperando con entusiasmo lo que se emitirá a continuación, es el momento exacto del cambio de año. Las campanadas son uno de los momentos álgidos del año y uno en el que las grandes cadenas se pelean por ser los líderes de audiencia. El hecho de que hayan concentrado tradicionalmente a muchas personas frente al televisor puede verse, por ejemplo, en la tradición de dar mucha importancia al primer y último anuncio del año, que se convierte en tema recurrente para artículos en el día previo y posterior a la emisión.

Pero este año las campanadas de Fin de Año se han convertido también en las portadoras de muy malas noticias para unas cuentas televisiones y, realmente, en punto de partida para un debate. Según los datos de audiencias, nadie vio las campanadas ni en la televisión de Castilla y León ni en la cadena autonómica de Murcia. De hecho, esto haría que las 14.081 reproducciones que lleva ya en YouTube el vídeo de las campanadas de la cadena castellano leonesa, por ejemplo, superasen ya a los datos de audiencia en directo.

Y, tras estos datos, llegan las preguntas. Como se preguntan en La Vanguardia, ¿acaso ni siquiera la familia de los presentadores de las campanadas de las televisiones en cuestión vio a sus seres queridos haciendo la retransmisión? ¿O es simplemente una muestra más de que los paneles de medición de audiencias están fallando y no logran representar fielmente a las audiencias?

Al fin y al cabo, es bastante probable que los habitantes del pueblo en el que se grabaron las campanadas de Castilla y León o que los familiares de los presentadores de la de la tele murciana hayan estado viendo la emisión, aunque solo fuese por la ilusión de lo conocido. El problema está en que esos espectadores no tienen un audímetro en sus casas y, por tanto, la audiencia que ellos están creando no está siendo recogida por nadie.

En total, en España hay repartidos 4.755 audímetros por los hogares. La idea es que esa cantidad de audímetros cree una muestra estadística relevante que permita obtener datos que se puedan extrapolar a los demás espectadores de televisión. Pero ¿sigue funcionando este sistema y representa realmente lo que ve la audiencia?

Datos escasos y mejorables

Hay quienes creen que los datos siempre acaban perjudicando a las televisiones más pequeñas y hay quienes están convencidos de que en realidad no representan bien a la audiencia española, ya que consideran que no tienen una muestra lo suficientemente representativa de la sociedad (por supuesto, los responsables de sistema defienden que sí lo es). Y, al final, los resultados de lo que se ve o lo que no se ve están muy ligados a lo que el usuario de audímetro dice que está haciendo. No gana nada por manipularlo, cierto es, pero hacerlo tampoco es muy complicado.

El audímetro resulta además poco útil para medir nuevas maneras de acceder a contenidos en la era digital, ya que no se pude medir lo que el usuario está haciendo con su televisión siguiendo otras vías y otras formas de acceso a contenidos. A eso se suma el hecho de que la digitalización del formato permitiría ya crear alternativas mucho más eficientes y mucho más efectivas, aunque se esté manteniendo un formato que se emplea desde hace décadas y que está pensado para el cómo se veía la tele entonces y para los recursos técnicos de esas fechas.

Frente a los datos de audiencias que se pueden obtener en internet, por ejemplo, los de la televisión se han quedado escasos, obsoletos y muy lejos de lo que las empresas y anunciantes quieren. Ya no solo es que los datos sean fiables o no, es que son escasos y demasiado generales en un escenario en el que se quiere saber todo más y más sobre los consumidores.

El caso de El Ministerio del Tiempo

Y, además, los audímetros son en cierto modo una lacra del pasado que no funciona en el universo del consumo multipantalla y del consumidor omnicanal (que lo es en sus hábitos de compra, pero también en sus pautas de acceso a los contenidos). Posiblemente el caso de la serie El Ministerio del Tiempo sea uno de los mejores ejemplos para comprenderlo.

La serie no es considerada - con los datos de audiencia tradicionales - un éxito, cuando en realidad solo hay que recurrir a internet para ver que lo es. Sus emisiones se convierten en trending topic y la comunidad online ligada a la misma es muy fuerte, poderosa y activa. La serie no se ve tanto en las emisiones que TVE hace de modo tradicional, pero sí lo hace en la alternativa que supone la red y la emisión bajo demanda. El hecho de que tras la emisión de un capítulo se produzcan picos de búsquedas en Google sobre las historias que sirven como punto de partida y los personajes que las protagonizan es un claro ejemplo de que la serie sí tiene un peso destacado entre los espectadores.

Empeñarse en media las audiencias de un modo tradicional no funciona, como demuestra este caso, porque las cosas han cambiado.

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