Por Redacción - 27 Noviembre 2019
La historia se remonta a 2017, aunque en realidad ha acabado llegando a la opinión pública hace unos meses. En la edición de aquel año de Gran Hermano, el popular programa de Telecinco, una de las concursantes fue, supuestamente, víctima de acoso sexual, sin que la producción del programa, que estaba viendo qué ocurría mientras pasaba tomase cartas en el asunto hasta el día siguiente. El programa había compartido con la concursante el vídeo de lo que había ocurrido a la mañana siguiente, justo antes de denunciar el caso a la Guardia Civil.
El octubre de este año, una jueza dictaminaba que había indicios de delito sexual y daba un plazo a las partes implicadas para decidir si acusaban formalmente.
Y fue a partir de entonces cuando la historia se convirtió en un tema noticioso. Otra noticia en un digital pudo contar cómo habían sido los años posteriores para Carlota y otra exclusiva de El Confidencial (el medio que también había sido el primero en abordar el tema) había mostrado en las últimas semanas cómo Telecinco había compartido con la concursante la historia, incumpliendo con todas las recomendaciones para hablar de abusos sexuales (la habían citado en el confesionario, le pusieron el vídeo sin prevenirla de qué iba a ver, estaba sola y sin compañía y, mientras hablaban con ella, siguieron grabando).
La noticia y la gestión de la crisis que había realizado Telecinco eran ya un golpe brutal para su reputación y para su imagen. Esta semana, la crisis le ha estallado a Mediaset de una forma mucho más amplia, tocándole justo en el terreno que más le duele, el de los ingresos publicitarios.
El hashtag #CarlotaNoEstásSola26N fue trending topic el martes, cuando fueron muchos los tuiteros que publicaron contenidos vinculados a una campaña que pedía a los anunciantes que dejasen de anunciarse en Gran Hermano (petición que había arrancado unos días atrás). Telecinco está emitiendo ahora mismo una edición de Gran Hermano, por lo que los tuiteros están reclamando a las compañías que se anuncian en estas emisiones que hagan apagón publicitario.
La primera compañía en anunciar que iba a dejar de usar Gran Hermano para emitir su publicidad fue una pequeña operadora de telecomunicaciones, Fi Network, que lanzó un comunicado en Twitter durante el día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el pasado lunes. "En un día como hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Fi Network ha anunciado que, ante los recientes acontecimientos que han salido a la luz sobre el supuesto caso de abuso sexual de una concursante de Gran Hermano de la edición 2017, dan por finalizado el acuerdo de patrocinio que les ligaba al programa, por su total rechazo a cualquier tipo de abuso o violencia sexual, desvinculándose por completo del programa", señalaban en un comunicado en la red social.
La compañía fue la primera, pero no ha sido la única. La presión en Twitter ha hecho que varias empresas se hayan sumado también, incluidas grandes empresas con presupuestos publicitarios muy elevados. Nestlé, El Carretilla o Postres Reina eran las marcas que, al cierre del martes 26, habían anunciado que hacían apagón publicitario. A primera hora del miércoles 27, el balance ya había aumentado.
MediaMarkt y Nescafé (que pertenece a Nestlé) también se habían pronunciado en redes sociales señalando que dejaban de anunciarse. En Twitter, los usuarios siguen apelando a las demás marcas que se anuncian en las pausas publicitarias del programa para que dejen de hacerlo.
La lista incluye a ING, Movistar, Banco Santander, Nissan, Burger King, El Corte Inglés, Tous, Jazztel, Endesa, Milka, Samsung o Procter&Gamble, que son algunas de las marcas que aparecen etiquetadas en los tuits de los participantes en la campaña y que quedarían, por tanto, por mencionarse sobre el tema.
Este no es el primer caso en el que un programa de Telecinco se ve arrastrado a un boicot publicitario. En 2011, La Noria era uno de los programas estrella de la cadena, cosechando elevadísimas audiencias con entrevistas a personajes del momento polémicos con una perspectiva sensacionalista. Famosos en horas bajas solían ser los protagonistas de las historias, que conseguían grandes resultados de audiencia. A finales de ese año, el programa anunció que iba a entrevistar a la madre del Cuco, uno de los implicados en el caso Marta del Castillo. Como era habitual en el programa, ser uno de los entrevistados implicaba el pago de una exclusiva.
Un internauta abrió entonces una campaña en una de las páginas de firmas y apoyos que se estaban asentando entonces para pedir a las marcas que no se anunciasen en el programa (el internauta acabaría siendo después denunciado por Telecinco) y con ello se generó un movimiento en las redes sociales. Empezaba el caso La Noria y uno de los ejemplos más claros del poder conjunto de los consumidores en social media.
Cuando la primera marca anunció que no iba a emitir su publicidad durante La Noria, la reacción del presentador del programa (los acusó de estar haciendo publicidad con la no publicidad) echó más leña al fuego. Poco a poco se fueron sumando marcas al boicot y Telecinco se encontró sin anunciantes. El programa sí fue emitido, pero lo hizo sin publicidad. Se había convertido en un activo tóxico y Telecinco acabó cancelándolo.