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Por Redacción - 21 Octubre 2010
A raíz de la difusión pública del 5º Informe de evaluación sobre la aplicación de Código de Autorregulación de contenidos televisivos e infancia, la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) quiere manifestar lo siguiente:
Llama la atención el escaso número de quejas presentadas ante el Comité de Autorregulación del Código (128), lo que a nuestro juicio pone de relieve su fracaso como herramienta de protección de los menores. El hecho de que la pública y notoria mala valoración que los espectadores tienen de determinados programas televisivos emitidos en horario de protección infantil no se refleje en ese número de quejas puede deberse en parte a la pasividad de los ciudadanos, pero obedece también en gran medida al carácter casi clandestino del Código. Como se reconoce en el propio informe, sólo TELE 5 y ANTENA 3 han emitido mensajes parciales informando sobre algunos aspectos del Código (la calificación de contenidos), incumpliéndose así el compromiso de las cadenas de difundir de forma amplia y periódica los contenidos del Código a través del medio televisivo y en espacios de gran audiencia.
No menos llama la atención que las quejas aceptadas por el Comité de Autorregulación sean únicamente 22 (el 17% de las aceptadas), y ello a pesar de que el incumplimiento del Código no contempla ningún tipo de sanción o inconveniente para las televisiones. Hay que insistir de nuevo en que no es de recibo que las propias cadenas sean al mismo tiempo juez y parte en la aplicación del Código, incumpliendo la cautela mínima de neutralidad que la Comisión Europea exige a cualquier sistema de regulación voluntaria.
Además, una parte importante de las quejas aceptadas se refieren a los dos únicos supuestos en los que el Comité de Autorregulación no tenía competencia: los incumplimientos publicitarios (que dirime el Jurado de Autocontrol) y la emisión inadecuada de películas o avances atendiendo a su calificación por edades (que venía impuesta por el ICAA). De nuevo vemos el efecto negativo que para la eficacia del Código tiene el hecho de que las cadenas sean juez y parte.
Por lo que se refiere a los programas en sí que acumulan mayor número de quejas presentadas (Sálvame, Qué Vida Más Triste, Tal Cual), y también el mayor número de quejas aceptadas, se trata de espacios claramente inadecuados para ser emitidos en horario de protección infantil, más allá de su calidad o buen gusto. Cabría concluir que estas quejas pueden influir a la hora de “limar” algunos excesos verbales o visuales, pero en ningún caso parecen mover a las cadenas a plantearse el cambio en su franja de programación.
La Asociación de Usuarios de la Comunicación viene apostando, y seguirá apostando, por el desarrollo de sistemas de regulación voluntaria con participación de la Administración y de los usuarios (preferentemente corregulación). Pero siempre que estos sistemas complementen y no sustituyan a la legislación y a la labor de vigilancia, control y sanción de las autoridades. Y siempre también que dichos Códigos cumplan los requisitos mínimos de independencia y eficacia que en estos momentos el Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia realmente no satisface.
