Por Redacción - 30 Octubre 2015
La radio era uno de los medios de comunicación que estaban sentenciados a muerte. La que había sido la gran reina de principios del siglo XX, cuando todo el mundo quería hacerse con una radio y cuando la radio se convirtió en uno de los elementos cruciales para enterarse de lo que estaba pasando en el mundo, para entretenerse y para conocer - por supuesto - los nuevos productos que estaban disponibles para el consumidor, había comenzado su eclipse. La radio había caído ante el boom de los nuevos tiempos. La tele había dejado obsoleta a la radio y había creado un entorno mucho más atractivo. A diferencia de la radio, que solo permitía acceder a contenidos de voz, la tele permitía muchas más cosas, añadiendo capas visuales a la información.
El problema de la radio era grave. Por un lado, la radio tradicional no se estaba adaptando a los nuevos tiempos. La radio digital era, hace unos años, algo que se veía con pocas posibilidades, a pesar de que el apagón digital radiofónico se había intentado crear mucho antes que el apagón digital televisivo. Los expertos señalaban que las emisoras de radio no estaban dispuestas a fragmentar aún más las audiencias y que, además, el cambio al digital obligaría a hacer una inversión para la que aún no estaban preparadas.
Por otra parte, la radio estaba viviendo una situación especialmente dramática, ya que estaba viendo (y era así como lo explicaban en la universidad diez años atrás a los estudiantes de periodismo) como su audiencia se moría. Quienes escuchaban la radio era quienes habían crecido o nacido en su edad dorada, los ahora jubilados. Cuando esos oyentes desaparecían, no había una audiencia de recambio.
Sin embargo, las cosas han cambiado. O al menos se está viendo aparecer una nueva situación que está haciendo que la mala suerte de la radio pueda haber variado su rumbo. ¿Se ha salvado la radio tradicional de forma milagrosa y estamos volviendo todos en masa al viejo transistor para escucharlo después de comer, como nuestros abuelos hacían? No, la que vuelve no es esa radio ni son los comportamientos del pasado. La radio tradicional no es la que está viviendo esta nueva edad más o menos cómoda de la radio, este revival. La radio se está beneficiando de un retorno gracias a las nuevas necesidades de contenidos de los nuevos tiempos y las nuevas fórmulas de consumo que estos predisponen.
Es muy interesante ver cómo evolucionan los tiempos de consumo en los diferentes soportes y en los diferentes medios. eMarketer acaba de lanzar un estudio sobre los tiempos de atención y las pantallas a las que destinamos más tiempo. En líneas generales, lo digital está consiguiendo más atención y cada vez más tiempo de consumo, mientras los medios tradicionales están decayendo. La tele, de hecho, ha perdido sus tiempos de más de 4 horas de consumo y perderá entre 2011 y 2017 36 minutos en tiempo de atención. Pero centrémonos en la radio.
La radio tradicional sigue viendo como las cosas no funcionan especialmente bien y, aunque sus pérdidas de atención no son tan sangrantes como las de la tele, sí demuestra un cierto eclipsamiento suave. En 2011, los oyentes dedicaban 1 hora y 34 minutos a escuchar la radio (y por radio aquí se entiende la radio de siempre, la que llega por las ondas). En 2017, esas cifras estarán en la hora y 24 minutos. En pocos años, la radio ha perdido 10 minutos y entre 2014 y 2017 perderá un minuto cada año.
Pero frente a las malas noticias para la radio de siempre, están los datos más bien optimistas de la radio en formato digital. Las buenas noticias no son en todos los espacios. En escritorio, la radio se escucha cada vez menos (6 minutos en 2017 frente a los 12 de 2011). En móvil, la radio es una de las grandes reinas, de hecho, sus tiempos medios superarán a - sorprendentemente - los tiempos medios de consumo de vídeo. En 2011, los estadounidenses dedicaban 16 minutos al día a escuchar la radio desde sus móviles de media. En 2017 serán 52. El crecimiento ha sido bastante llamativo en los últimos años, en 2014 sestaba en los 39 minutos, los 44 en 2015, los 49 esperados en 2016 y los 52 para 2017, que superan a los 32 que se dedicarán a los vídeos móviles.
¿Qué es lo que ha hecho la radio para lograr este boom en el consumo? La respuesta está en una palabra: podcast.
La radio bajo demanda
El boom de los smartphones ha creado unas condiciones favorables para que los consumidores puedan acceder a los contenidos en movilidad y ha hecho que las cosas sean mucho más sencillas para la radio a la carta. Lo cierto es que la idea de los podcasts no es en absoluta nueva. Aparecieron de hecho casi al mismo tiempo que internet, cuando se subieron los primeros contenidos de este tipo y se intentó llegar con ellos al consumidor.
Fue un fracaso, tanto que si hasta hace poco se preguntaba a un consumidor por un podcast seguramente señalaría que era algo del pasado. Para empezar, los recursos técnicos hacían que el audio fuese de mala calidad. Para continuar, las conexiones a internet de hace unos años estaban a años luz de las de ahora y hacían que acceder a esos contenidos fuese mucho más complicado (a lo que había que sumar que no existía internet móvil y que por ello no podías irte escuchando tus contenidos favoritos). Y para finalizar los contenidos no eran realmente buenos. Quienes lanzaban podcasts eran sobre todo aficionados que querían hablar sobre un tema que les interesaba, pero no era algo profesional.
Las cosas han cambiado y mucho, tanto que ahora un podcast exitoso puede hacer hasta entre 250.000 y 400.000 dólares al año en publicidad. Los problemas técnicos se han solucionado, las conexiones a internet son cada vez más veloces y los dispositivos hacen que sea más fácil que nunca acceder a esos contenidos. A esto se suma que el podcast se ha profesionalizado, con contenidos de elevada calidad y muy trabajados, tanto que algunos ven en ellos el potencial para crear un escenario para recuperar la edad de oro de la radio.
Y, finalmente, los consumidores también han cambiado. Los contenidos de radio a la carta se han beneficiado de los cambios de consumo por parte de los consumidores. El vídeo, las plataformas en streaming y la muerte de la tele tradicional han tenido un impacto coyuntural. El consumidor se ha acostumbrado a acceder a los contenidos cuando quiere y como quiere y en este entorno escuchar los contenidos a la carta es más natural que nunca. De hecho, un comportamiento que antes era más o menos minoritario se está convirtiendo en cada vez más recurrente. Escuchar podcasts está migrando cada vez más hacia lo mainstream y se está haciendo cada vez más común, lo que explica esas cifras cada vez más positivas de la radio en movilidad.