Por Redacción - 16 Septiembre 2014
Es fácil de entender, nos hemos criado en la época del todo gratis de internet, y nos cuesta concebir la idea de aflojar la pasta para consumir contenido en el medio online.
El último estudio que muestra las reticencias de los internautas a la hora de pagar por el consumo de contenido, bien sea al navegar por una web, o en el caso de las aplicaciones móviles, procede de CloudSense.
Según la encuesta, realizada entre más de 4.000 consumidores de Estados Unidos y Reino Unido, indica que, en su inmensa mayoría, los usuarios ni están dispuestos ni pagan habitualmente por el acceso a contenidos online. Apenas el 7% consume contenido de pago, vía suscripción. Todo sea dicho, en el caso de Norteamérica es mucho más frecuente encontrar clientes de pago (24%) que entre los internautas británicos (7%).
La nota negativa es que esta predisposición a invertir por contenido tampoco se manifiesta entre los nativos digitales. Los datos de la encuesta muestran una menor predisposición a la compra de contenido multimedia. El 78% de los usuarios de entre 16 y 24 años apenas gasta 1 euro en este tipo de información; mientras que el porcentaje se reduce en el caso de los mayores de 25 años (58%).
Lo curioso es que soportar publicidad en nuestra experiencia online tampoco es santo de nuestra devoción. Según los resultados aportados por Ebuzzing en Reino Unido, acerca de la intencionalidad de pagar con el fin de evitar la exposición a la publicidad online, el 98% de los encuestados no pagaría por ello, y se resignaría a seguir recibiendo publicidad.
Curiosamente, el importe necesario para evitar la publicidad en internet, según los cálculos de Ebuzzing equivaldría a la cantidad que este público paga por ver la televisión, unos 176 euros por persona. Una realidad que no deja de sorprendernos, dado que los usuarios de Reino Unido destacan por su crítica actitud ante la publicidad online. El 63% evita los anuncios pre-roll de vídeo a la menor oportunidad, mientras que el 25% prefiere apagar el sonido, con tal de no escuchar el anuncio, o recurre al scroll para evitar la exposición publicitaria.
Sin embargo, la sola idea de pagar por ver algo en internet también causa rechazo. Una animadversión que supone todo un quebradero de cabeza para los editores, quienes buscan medios de financiación, que no interfieran en la experiencia de usuario, sin que por ello suponga poner en peligro su viabilidad como negocio.
Realmente supone un reto. El futuro pasa por la apuesta por la calidad frente a la cantidad. Menos anuncios, pero de mayor relevancia, junto con e el diseño de formatos más creativos y menos intrusivos.