Por Redacción - 20 Octubre 2014
Los trolls de internet podrían dar con sus huesos en la cárcel, si continúan injuriando a través de internet y las redes sociales. El gobierno británico pretende ser un ejemplo a seguir en toda Europa, con su cruzada particular en contra del cybermob.
Tal como refleja la BBC, las penas por practicar el agravio público gracias a la potestad que permiten los medios 2.0 cuadruplicarán las ya exigentes, llegando a condenar con 2 años de cárcel a estos trolls.
Se trata de una modificación de la ley actual contra este tipo de insultos públicos, denominada Malicious Communications Act, que cuenta ya con 10 años de vida, y que pasaría a renovarse en base al contexto actual.
Gracias a estas nuevas medidas, que permiten recrudecer significativamente las penas por el acoso, insultos y amenazas a través del medio online, se pretende erradicar este tipo de prácticas inaceptables.
En palabras de Chris Grayling, secretario de justicia del gobierno británico, estos trolls destacan por su cobardía, por lo que utilizan internet como trinchera desde la cual envenenar el panorama social, con grandes alardes de crueldad. Una práctica que confía en que reconsideren, a raíz de la ampliación de las consecuencias penales que ella conllevará en un futuro próximo. De ahí la necesidad de mostrarse tajantes e inflexibles ante este tipo de degradantes actuaciones.
Asimismo, es importante aclarar que imponer duras sanciones a quienes publicaran amenazas e injurias en los medios sociales no es un modo de coartar la libertad de expresión. Este tipo de acciones vulneran los principios más básicos de respeto a la integridad personal. Se trata de un tipo de terrorismo online que se debe perseguir legalmente.
La persecución de este tipo de actuaciones en internet implica asimismo formación específica por parte de los cuerpos de seguridad ciudadana. La policía ha de contar con mejores medios y formación, que le permitan identificar este tipo de abusos, y discernir el tono abusivo de los millones de mensajes que a diario se vierten al mundo 2.0.
Uno de los últimos ejemplos de este tipo de comentarios despectivos que hemos podido registrar fue el de la avalancha de amenazas de violación vertidas sobre la hija de Judy Finnigan y Richard Madeley, a raíz de un comentario publicado sobre la violación cometida por el futbolista Ched Evans.