Por Redacción - 2 Octubre 2017
En los últimos tiempos, si hay un elemento que se ha puesto de moda y que se ha convertido en la gran esperanza para prácticamente todos los jugadores de la red es el vídeo. El vídeo se ha erigido como el elemento que todos quieren analizar por varias razones.
Por un lado, en redes sociales es lo que permiten conseguir alcance orgánico, algo que no se puede lograr de otras maneras porque los algoritmos de la red social penalizan ciertos tipos de contenidos y no dan ya tanta cancha a los que suben las marcas y las empresas a sus páginas. Por otro lado, el vídeo muestra una tendencia al alza en espectadores. Cada vez más los internautas parecen interesados en el vídeo y parecen dispuestos a consumir ese contenido. Y, finalmente, los anunciantes están mostrando también un elevado interés por este tipo de contenidos, haciendo que el dinero de la publicidad esté cada vez más ligado a los anuncios en vídeo.
Todo ello ha creado una suerte de clima favorable al vídeo. Unos y otros están intentando lanzarse a su conquista y están intentando posicionarse en este terreno cueste lo que cueste. Para los medios, especialmente para aquellos medios que habían hecho su agosto con formatos de contenidos que usaban las redes sociales para posicionarse, el vídeo se ha convertido en una suerte de alternativa para recuperar posiciones perdidas.
Esos medios, que solían publicar contenidos listible y titulares muy atractivos que generaban una avalancha de clics desde Facebook, fueron penalizados por los cambios de normas del algoritmo de la red social, que empezó a penalizar este tipo de contenidos y que comenzó a premiar otro tipo de mensajes. Entre ese tipo de mensajes que su algoritmo premiaba estaba el vídeo, lo que sumado a que cada vez lograba cosechar más dinero en términos publicitarios llevó a esas cabeceras a apostar por el vídeo como salvador de sus cuentas. Pero ¿acabó causando esta apuesta una burbuja y a hacer que el vídeo tuviese más atención que la que merecía? ¿Inflaron sus expectativas con respecto al vídeo de un modo que iba demasiado lejos de lo que podría haber sido la realidad?
Y es que según datos de los últimos informes sobre tráfico de Comscore (aunque algunos de los medios protagonistas ya los han rechazado y han señalado que no son datos reales) los medios que se lanzaron a la conquista del vídeo han protagonizado una caída espectacular del tráfico. Medios como ViceSports, Vocativ o Mic han caído en tráfico de forma llamativa. En el caso de Mic, por ejemplo, la caída del tráfico ha sido del 60%. En agosto de 2016 tenía 17,5 millones de visitantes mientras que en el mismo mes del año siguiente estaba ya en los 6,6 millones.
El caso de Mic es especialmente significativo. Por un lado, es el medio que ha salido al ataque de Comscore y ha señalado que sus datos no miden más que una parte de su audiencia y que ellos "no se toman el número muy en serio". Por otro lado, Mic es el medio que se podría decir de referencia de todo este proceso de cambio. La cabecera vivía del tráfico que generaban las redes sociales, hasta que Facebook cambió las reglas del juego y les obligó a cambiar de estrategia. Ahí fue cuando empezaron a apostar por el vídeo.
La nueva estrategia en vídeo tuvo también críticas desde el principio, como recuerdan desde Warc, entre los colectivos de periodistas, que eran quienes eran sacrificados cuando los medios pivotaban hacia este tipo de contenidos. El boom del vídeo llevó no a crear contenidos de calidad, sino más bien a lanzar vídeos cortos y de consumo rápido, contenidos snackable, con los que se intentaba conectar rápidamente con las audiencias. Eran vídeos que buscaban el clic rápido y que se producían como setas.
Y, quizás, son las críticas que hacen estos expertos las que pueden explicar cómo se produjo esta burbuja y por qué ahora está en proceso de pinchazo. En vez de apostar por contenidos de calidad o de intentar posicionarse de un modo diferente, los vídeos se vieron como una especie de solución desesperada y rápida para conquistar el terreno perdido.