Por Redacción - 26 Noviembre 2019
En las últimas listas de los youtubers que estaban ganando más dinero, un nombre se repetía de forma recurrente. Era el de Ryan ToysReview, ahora Ryans World, el canal en el que un niño analizaba juguetes y que estaba dirigido a otros niños. En 2018, las estimaciones de Forbes hablaban de que estaba haciendo 22 millones de dólares al año, el doble de la cantidad que había hecho en el año precedente. El pequeño Ryan, que no había llegado todavía a los 10 años, era el creador de YouTube que más dinero ingresaba - y con diferencia - en todo el mundo.
El éxito de Ryan ToysReview mostraba una tendencia creciente en YouTube, pero también permitía hacer un seguimiento a sus problemas y a las críticas que generaba. Ryan ToysReview estaba conectando con un mercado al alza, el de los espectadores infantiles. Si unas décadas atrás la televisión era la "caja tonta" ante la que los niños pasaban horas y horas, ahora sin embargo eso queda en las tabletas y en los smartphones y en la app de YouTube. Para los niños, YouTube es su principal fuente de entretenimiento.
Pero, al mismo tiempo, eso genera muchos problemas derivados. De entrada, no son pocos quienes critican la exposición generalizada que se está haciendo de los niños que protagonizan esos contenidos, de esos youtubers que se encumbran con millones de reproducciones cuando son alumnos de Primaria. Y a eso se suman cuestiones también vinculadas a los espectadores de esos contenidos. Los niños acceden a esos contenidos sin que se haga un proceso de "curación" de los mismos y estaban recibiendo impactos publicitarios de forma masiva, impactos que no estaban siguiendo las leyes de protección de la infancia.
YouTube lanzó hace unos años su YouTube Kids, una app específica para niños que, de entrada, iba a solucionar todos esos problemas. Sin embargo, no logró cambiar las cosas y de hecho creó nuevos problemas para la plataforma.
Este verano, la FTC estadounidense impuso a YouTube una multa de 170 millones de dólares por violar la Childrens Online Privacy Protection Act (COPPA), la ley estadounidense que protege a los niños de los contenidos que no deberían recibir. La multa no solo penalizó con una cifra millonaria a la plataforma de vídeo, sino que además abrió la puerta a que los creadores acabasen siendo culpables legalmente también de los problemas que sus vídeos generasen por incumplir esa normativa.
Y desde entonces YouTube ha empezado a endurecer sus condiciones de uso y sus normas, para hacer que los contenidos para niños no se conviertan en un lastre. En septiembre, y después de que se anunciase la multa y como parte del acuerdo vinculado a ella, YouTube anunció que eliminaría la publicidad personalizada en sus contenidos para niños.
No es que los anuncios vayan a desaparecer, pero sí que lo hará la recogida de datos. YouTube recogerá una cantidad de datos mínima asociada a esos vídeos. Entonces, explicaban que sería solo aquella que el servicio necesita para funcionar. Con ello, además de la publicidad personalizada, desaparecen las notificaciones, los comentarios, las funciones sociales y otros elementos de la plataforma.
Pero para hacer ese trabajo necesita que los canales infantiles se identifiquen claramente como tales y que los creadores marquen todos aquellos vídeos que estén dirigidos al público infantil. En esa lista, entran todos los vídeos que incluyan contenidos de juguetes, personajes infantiles o que empleen un lenguaje infantil.
Por supuesto, también lo hacen los de canciones para niños o de dibujos animados. Con ello, todos los canales de unboxing y reviews de juguetes, por ejemplo, tendrían que ser marcados como tales y dejarían de tener publicidad personalizada. Y esto es un cambio muy profundo y que afectará poderosamente a la línea de flotación de esos canales, ya que son los anuncios publicitarios personalizados los que dan realmente dinero a los creadores.
¿Están los canales infantiles en YouTube en peligro? ¿Están llamados a desaparecer? Al fin y al cabo, los creadores de contenidos se mueven por el dinero y por los ingresos y si esto no se genera su trabajo deja de tener sentido. La burbuja de todos esos perfiles para niños podría estar llamada a explotar.
Por supuesto, la decisión de YouTube no ha sentado bien a esos creadores de contenidos. Además, en las decisiones de la plataforma de vídeo se ha incluido el migrar la responsabilidad. A partir de ahora, es el creador de contenido quien tiene la responsabilidad última de cumplir con la COPPA y con leyes similares y las consecuencias de no hacerlo serán suyas. Si se marcan además vídeos que son para niños como contenido para adultos, YouTube se guarda el derecho de cerrar el canal.
Los creadores creen que las normas de YouTube no son claras y que algunos contenidos que podrían parecer para niños en realidad son para adultos (vídeos sobre gaming, por ejemplo). Dado que YouTube dejará el control de que se cumplan las normas en manos de algoritmos, los creadores temen lo que pueda ocurrir en el futuro inmediato. Los creadores también están aterrados con la idea de que serán ellos quienes tengan que asumir las culpas ante las multas de la FTC. Temen que esa responsabilidad los acabe dejando, multas hipotéticas de por medio, en la bancarrota.
Algunos ya han dejado claro que dejarán de sentirse incentivados para crear contenidos y otros que, cuando las nuevas condiciones entren en vigor, el contenido "familiar" desaparecerá de la red de vídeos.
La medida supondrá, igualmente, una caída en sus ingresos por publicidad de los canales. YouTube ha reconocido que "esto podría resultar en una caída en ingresos para algunos creadores", aunque en los mensajes directos a creadores les deja claro que la caída sería "significativa".
Algunos creadores ya han visto como sus ingresos caían entre un 60 y un 90% una vez que eliminaban los anuncios personalizados. El ejemplo que ponen en TubeFilter es claro: quien antes hacía 100 euros en ingresos con anuncios personalizados pasa a hacer, una vez que lo marca como un canal dirigido a los niños, entre 10 y 40 dólares.